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Mostrando entradas de mayo, 2016
Me gusta tu presencia, el aire a penitencia y pecado que mueve tu cabeza cuando hablas. Tú inmenso cráneo potente cubierto de seda , oleaje infinito e inmenso y mueves  tu boca. Luego la inclinas, la turbas, detienes al universo, al tiempo. hablas; y ahora te escucho; torrente recoveco, de todas las cloacas del continente, que violan al mar. Sigues el panfleto de las hembras domésticadas, q no termina, no pasa, se atora en el aire hasta que por fin callas. vuelvo a mirar la armonía de tu cuerpo, natural brisa que mueve tus montañas, mueves tu cabeza, y es todo lo que quiero de ti. Amaru castelA.
Dulce veneno para ingerir en sociedad, amargo fuego de labios fríos en la encerada sala de la música. !se ama una sola vez! !con todo! !con toda la sangre!, !con la muerte! Ya intoxicado desciendo a las dunas, un levante de polvo líquido marca blanco el sendero, de tu huida, de mi desgracia; desciendo en él y no te encuentro. Depósito menesteroso de huesos enropados, antes elegantes, antes decentes y pulcros que desgriman al viento toda su soez hombría, todo su poder liviano y perdido. y sólo escuchó tus pasos !tu huida! ?cómo proponer una máxima? ?cómo practicar una sensatez? ?cómo eregir el amor y tu felicidad? si nada de eso importa importa mi inminencia mi único urgencia de posesión. Amaru castelA.
Enseñame a tejer mujer desmancada, mujer reducida a órgano ayudame a entender. Entrenzame el pelo mientras desmembras mi cabeza. Mujer sobajada, !Enseñame! a tocar, insertar, voltear, apretar: el látigo de la lengua, la sucia agua de los ojos, el veneno amargo del orden, la mórbida telaraña del amor. Teje la bajeza y amarra la indignidad, en silencio, a suaves murmullos, la estúpida jerarquía del orden funesto con tus plumas caricia. Tuerce mis dedos y teje un chal tinturalo con sangre, deja mi alma en sus puntadas luego visteme, quemalo, con migo dentro; nunca confíes en sensatez ni te fíes de sentimientos. Amaru castelA.
Cual gemido estrujado pierden tus palabras eco y ternura  las horas que dejan vacía mi copa. Una vez ancle mi amor y resulte sin puerto, desconcertado  y al fondo, a la deriva, muerto. La transparencia tibia de una melodía arranca mi viento mi lluvia, mi desierto; una lágrima, una queja , que mustia y desgarrada exhala mi alma, agónico infortunio, gemidos que hieren angustia que draga, dolor artero que sin darme cuenta aparece me envuelve me enloquece en un gemido de tus palabras. Amaru castelA.