Amelia una chiquilla quiteña, tubo la oportunidad de viajar a una pequeña comunidad quichua del Chimborazo, la niña que tenía 13 años accedió apresurada a inscribirse en un grupo de voluntarios. Todo transcurría muy lento allí, se despertaban a las 5 de la mañana y a las 6 de la tarde ya estaban empezando a dormir, no había agua potable, ni luz eléctrica, tampoco baños, todo era sembrar, cosechar, ordeñar, cuidar animales; y hacia mucho frio. Una noche en la chamiza en medio de la choza donde todos dormían alguien se acerco a ella, era Joaquín un niño indígena, la miro fijamente y sonriendo le pregunto por qué ella no se quejaba tanto como los demás, La niña respondió que allí era más feliz que en la ciudad. - ¿ por qué?, le volvió a preguntar - aquí no hay nada, nada que sea divertido. Amelia admirada le respondió: - donde yo vivo casi no existo, - nadie me habla y todos me miran feo. - Ves tengo tanto acné, le decía mientra
ECUADOR MILES DE AÑOS MILES DE LETRAS