Ella ha descendido, recorre un monte petrificado y se planta al pie de una enorme roca negra: - Recorre salífera la piedra ¡agriétala! Que emane su oscuridad. - Lágrima de mi angustia abre la fosa; el inframundo, su hogar. Bulle el polvo a sus pies; sombras siniestras emergen a elevar una plegaria: - ¡Detente! Deja a un lado el bien y el mal - Todo el que entre o salga nada ha de llevar. Ella sollozando entre llanto: - Desnudo mi cuerpo como desnudo mi naturaleza Desgarro mi honra Despojo mi alma Dejo atrás la sensatez, ya no oigo a la vergüenza ¡Dejo atrás el muro que nos separa! Él sumido entre cenizas, en una cueva de carbón: - Ahonda profunda esperanza. Dame fuerzas para esperar, el vacío consume mi queja, la luz infecta mi carne y el aire me infringe dolor. - ¡No sé sí algún día vuelva a verla! ¿Algún
ECUADOR MILES DE AÑOS MILES DE LETRAS