ADAPTACIÓN DE LA LEYENDA QUITEÑA Atardece en Quito, son las seis y el bus en el que viajo con mi abuela va repleto, todos van muy cansados especialmente los que no tienen un asiento, el ambiente se siente también cansado y huele mal. Al salir del túnel de San Juan , en la Av. Occidental, mi abuela señala un muro de piedra, sobre el cuál una antigua iglesia blanca se levanta, apunta con más énfasis su dedo y miro una cúpula redonda, al entrar al túnel de San Roque señala hacia otra construcción y puedo ver varias lapidas y cruces. En la oscuridad del túnel, su voz penetrante y melodiosa es lo único que se oye, ese es el cementerio del tejar explica; nadie hace bulla y empieza su relato: En una de las casas junto al cementerio; cuando mi abuela era joven; vivía una señora muy sufrida, muy triste, demasiado flaca y en sus ojos siempre había dos ojeras negras, grandes muy grandes, se llamaba María Angula. Dicen que era de fuera de Quito, de una familia de dinero, pero por casarse
ECUADOR MILES DE AÑOS MILES DE LETRAS