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Mostrando entradas de diciembre, 2019
Arrebol  encendido de equinos fluviales y flores de sal, una golondrina muere en el aliento cósmico y una araña vuela entre una lágrima y otra. Tus ojos me d esprecian, tú parecer es otro. La ira se columpia, baja del tumbado que no pudimos sostener, filoso desdén desvía tú rostro ante los ademanes torpes por volverme a restituir. En la veloz noche conozco el final, dormí ya en esa lápida y se que una garúa tortuosa limpiará el epitafio. La fatalidad es una cobija fría viendo mi barca hundida, las nubes vuelven a oscurecer el día.