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Mostrando entradas de diciembre, 2020

TOLONTAG

 Cae tormenta en Tolontag,  las piedras reflejan los años,  la hierva penetra mojada y resbala un cielo vertiginoso.  Las nubes pueblan la tierra. Caen las gotas y traspasan, se pierden en el alma,  urgencia en el aire que reclama la expansión,  el huir,  el dejar sesgado un futuro predicho. Yo corro, tu corres, mientras el tiempo detiene nuestros movimientos,  un río torrentoso arrasa delante todo lo que conocíamos,  se abre la esperanza y una nueva estación inicia. Estamos en el cielo,  aún lejos del Apu,  pero estamos con él,  en él y podemos sentir como acompaña y se ríe.  Trastoca la acuarela una niebla que difumina y matiza el verdor dentro del negro de tus ojos,  ningún pájaro tiene tu voz  que se irradia entre las montañas. Cae tormenta en Tolontag   como si la cangagua llorara en todos los ojos cálidos,  en todas las caras rosadas,  en todas las sonrisas nunas, de quienes aquí dan vida.

olvido

Ya No se que hacer,  este dolor me mata.  Hay un lugar desde el olvido donde nada pasa, todo se repite y se queda.  Lejos de tu lado el tiempo en alacenas pierde su  interior, no entiende lo que fue, sabe que nunca será y duda si en realidad vivió. No se que hacer,  ya no soporto este dolor,  ni la música ni el viento,  la voz de las palabras y la dulce razón,  el veneno que ilumina y el torrente del temor,  nada se queda, nada me llena,  nada detiene esta insondable quietud,  el vacío retumba,  el silencio donde faltas,  la luna eras tú,  el sol era tu amor,  el mundo,  las estrellas  estaban en tus manos  y tus ojos eran la luz  que hacían que todo exista. Las huellas que ríen y se ocultan,  las huellas que dejaste,  el aroma que pulula, aparición maligna que atormenta y daña por qué sólo la presiento y no la puedo alcanzar,  el paso en las tinieblas de los días,  la asfixia en la soledad de las noches, el recuerdo que se escapa  y casi ya no puedo sostener. Hay un lugar en el olvido

amiga

Amiga.  Nunca más regresaste, tu silueta en la ventana congeló la brisa,  el ruido, la lluvia.  Solo una sonrisa fantasma destellaba el cielo. La casa derruida ya es de otro mundo,  las voces mustias  son inaudibles,  tu tararear musita desde la faltante celosía.  Pasa la vida y el frío se va  en copando los vacíos  del labrado en piedra. El entablado opaco perdió la cordura,  por un par de horas brillo en su ahogo de luz,  la poesía llena de tus ojos,  embelesa la curva de una sonrisa eterna y ausente. Y no fue más  las sílabas,  los versos,  la rima. Todo murió con un adiós. Amaru castelA.
Hay veces q solo podemos ver la vida desde una vitrina Pero es bueno q tu felicidad se ruegue en el mu do para los q no la tenemos

me vuelves loco

Me vuelves loco.  Me vuelves loco, no me dejas pensar ,        necesito una pausa,       perderme en tus ojos,   oir tus razones    y   navegar.  Necesito escapar,      perderme  en los bosques de tus palabras,  huir de tanta distracción      y hundirme en tus ojos,  en tu Bello rostro,  en tu sonido almíbar,  en tu  calma sin temor. Necesito escucharte,  saber tu opinión,  Oír tu pensamiento y ver al mundo distinto  y entender lo que nunca entiendo.  Como podría tenerte? Como en cada instante contarte?  Sentirte, soñarte.  Saber que eres el arte, saberte comprender. Caminar junto a ti,      hablar con silencios,  mirar la ternura,  Sufrir sentimientos  que al viento navegan,     solo,  cuando estás junto a mí,  nacen de otro tiempo,  de otro mundo,  de otra realidad. Distante sinfonía  que arrasa mi interior  y convierte en ilusión        toda oquedad,  lejana,  melancolía en el interior de un palpitante aliento  que constante presiento y que nunca se apaga. Me vuelves loco, necesito

Las montañas

Las Montañas.  Cuando muera no me iré, me quedaré en las montañas donde tu mirada me busque,  en el ladrar de los perros,  en la cangagua,  en los ojos puros y sonrisas sin maldad. Busca mi alma si me extrañas,  allá lejos en las montañas,  por los caminos de lodo y las gradas de quebradas,  en cachorros con frío y en los niños del cerro.  Con los Apus me voy a quedar,  a oír sus leyendas y escuchar su sabiduría,  oliendo los eucaliptos y las ortigas  que nunca pude diferenciar. Caminaré con él caminante, impulsaré su bastón de palo y suavizaré su paso. Acumularé las penas para bajarlas al río  y llegaré donde dormida talvez en mi sueñes, talvez me recuerdes y cuidaré tu sueño. Amaru castelA.