Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2019

Femicidio

Femicidio. Más que un escarmiento esto es una inhumación, un rosario de tragedias y ruegos que han podrido  tú alma. Siento tus dientes fracturar mi mandíbula, la saliva sangiinea de una traquea triturada, falanges primates en mecánica involución, se esconden en conceptos la falacia de tú  amor, de tú necesidad baja de reproducir. Perpetro incontenible en las falditas, en las muñecas, en la ropa de escaparate que tú mismo me diste, por la que me sentencias, con la que ahogas mi vida mientras de lejos retimbran ecos de mi risa niña preparando la víctima para la expiación. Siento tú instinto fósil moverse sobre la tierra, entre mis viceras. Con codicia espeluznante, pala a pala con odio atormentado, con venganza por los besos, por los momentos irreales. Con tu amor en la boca pastosa y mortesina, con tus golpes, con tus insultos siento tu medio centímetro de poder aplastandome. La bulla lejana, el comentario morboso, escandalo y duda, mi nombre sin mí. Siento la pena compartida, l
Hay quien podrá ser azucar, quien sea sal del mundo, yo amargo soy             hiel y ajenjo que a quien intoxiqua torna ciego o sobrecogá y muere. Amaru castelA.
Te quiero! Y me trago tu anzuelo, el sedal, el cabello enredado, tus ojos filosos y negros que trazan la herida donde se desparraman mis ganas. Mis días desde que vi tu redonda cadera apretada, son como un plato de mote sin carne ni sal,  sin fritada, que extraña el cilantro, la pegajosa grasa y dejan tu falta en mis labios estrepitosos como el mar. Te quiero, en mis manos, en mi cuarto, te quiero mi niña en poema, susurro leve en la penumbra de una estancia oculta de aromas, de flores secas y madera. Te quiero con fiebre, con angustia, entre tanta abstinencia que mi mundo se revierte y pierdo mi conciencia y mi alma por ti se vende, se esclavisa. Acepto tú humillación y tú desprecio sí consigo tan solo un gesto, de ti una caricia. Te quiero y a mi condena. Amor cadente y enfermizo, como el alcoholico en la taberna, admirando su vaso cenizo y la puerta. Pero aun sea la más grave consecuencia cómo podría dejar este vicio? Sí cuan
Solo nos dejan la muerte, el coraje, la vergüenza, el honor como justificación máxima, sólo les queda perderse. Y se ha de matar, ya no hay salida como en un sueño lejano de gente vacia, de gente mentira y langosta que destroza el mundo por su comodidad. En lastimera obsesión su destrozo, progreso a voz que de un pozo, fosa común donde niños atentos escuchan anogenados para luego oir la tierra, los gusanos, su suerte. Solo nos queda resistir, poner de un lado al alma y la felicidad enmarcar nuestras caras con silicios y huesos y luchar, luchar por la vida. Con el canto forestal de nuestra liberdad, en el silencio sepulcral de la noche ha de gritar. Que primero se extinga el mundo antes que nuestra dignidad. Amaru castelA.

LABIOS PROFANOS

La almohada gimiente, la sabana toalla, la sombra en la cama de posición imposible, la tarde traumada desde un rincón en penumbras, tú cuerpo doblado en el cajón de pañuelos. Tus labios blasfemos, tus  odios que cortan mientras pretendo valor, tus ojos expulsan, tus manos golpean, tus cabellos son redes atrapadas en dolor. Por qué amaneció? Por qué, mejor no me mentíste? Todos los segundos se riegan en tu piel, todos los cariños ya son muecas de desprecio.  El desazón y la congoja te impulsan a ofender y tu victima resignada solo repite tu condena, le busca argumento, lo justifica, se maldice, pide perdón... Morir por ti al borde del pasado, sentir tu amor como un puñal en vilo de esta cruel pasión que me mantiene vivo pese a tú fiel dolor que me prefiere muerto. Porque no hay razón de tanta inconsecuencia. Porque no hay dolor para el alma desvalida que rompa el corazón y lo convierta en cenizas, nunca
La pequeña de buqles dorados y vestidos de tul, era cuidada permanentemente por los ancianos de la vieja casona, solo unos momentos al ocaso permanecía sola en su hermética habitación. Una sombra joven, sombra de sufrimiento y angustia se ha quedado hace algunos días observandola desde un rincón oscuro de su cuarto, hasta que por fin descide hablarle: - Hola querida niña, yo soy tú amigo.    Tú amigo imginario -eres Jesus? - no, no, yo soy tú... - Seremos los mejores amigos Jesus. - Que no soy Jesus. - Siempre estaré contigo Jesus. - Que no soy Jesus. - Tomaremos el té con todos mis amigos - Oye no, yo no soy Jesus, olvidalo! La joven sombra se retira hacia su rincón donde estaba el agujero por donde entro, pero se encuentra de frente con la niña, de rostro de anciana, manos de anciana. - No te puedes ir.   No puedes dejarme.   Ahora toca jugar a que te crucificamos. El la tranquila habitación, en una pared polvorienta se retuerse en un
Entre las almas turbias del rio Machangara mis palabras hundidas nunca florecen, c omo el muerto bailan al silencio, con  eco, sesando, durmiendo. Voz de implociones y venenos, sacudidas y vientos, violentos, preteritos, desgarrados... Movimientos desmarcando su eterna quietud, su sensual mutismo , el loto nunca floreció, los rios de Amaguaña cantan en mi ventana, otra tierra, otro viento, voz que ya no reconozco impugna entre desconocidos aromas de petalos y un nuevo sol. Entre la vida y la muerte cabe la imaginación, entre drama y destrucción el placer del sexo, luego la culpa y al fin la melancolía. La tristeza del amor como simple caceria se extingue, todo esta dicho para la eternidad, perpetuo instinto de l ser , de ocupar un lugar va desperdigandose , f ui una bombilla que pretendía encender el oscuro oceano roto. Te he buscado desde hace tanto, mi desolada alma . Amaru castelA.
En la juventud uno de mata buscando un camino, para enterarse a la vejez que ser libre es no tener camino. LA LIBERTAD ES NO TENER NINGUN CAMINO. Amaru castelA.
Armo un castillo de tierra ceniza, con restos del naufragio de mi vida. Casi todo se perdió con el sol lejano y extraño que me ha desconocido. Palabras de tristeza y odio, la congoja entre charcos de cariño diluido en problemas y tedio. Un trozo preterito de desolada estancia, de un hogar, las ollas podridas de huida trunca, tres girones de lo que fue el amor y un muñeco descuartizado por el rencor. La obra de mis manos, las concecuencias de mis acciones, deciciones erradas, el cansancio, la locura, el poco caracter que amase. Todo, miles de reproches me traspasan y la culpa en su bravura me angustia, sin esperanza, sin remedio, de frente al futuro que yo mismo desolle. Arrastro en el camino unos trapos que cada ves que los miro me refriegan tu nombre en el rostro. Recuerdo haber aceptado el precio. Haberte empujado al sacrificio y vilmente negarte. Desconocerte y asi haberte dejado de amar, por una locura, por una quimera fugaz, efimera y traiconera. Recuerdo haber eleva
No eres una cosa que se besa en lo oculto, un dulce helado que se lame ante las miradas ausentes, una presa que se agarra donde nunca entra el sol. No eres la víctima que se pervierte y degenera en la piedra. No eres lluvia ni luz, eres caudal tormentoso, la bruma melosa que nubila los ojos, eres lascivia espesa que hunta la piel. Prohibida demonia que otorga la vida. Eres una diosa del paraiso del placer. Inconciente y meliflua, sempiterna y caprichosa. Tú divina manera y tú irresistible poder me sumergen en tu mundo donde solo soy un calabera, la brea en desuso, un ingente sin ser. Y asi me tratas, me llevas bajo tus pies, arrastrado en tú desprecio hasta que un viento milagroso, providencia del placer, te convierte en la fiera con sed de mi desquicio, de mi padecer. Y renasco en la lujuria, se destrozan las cadenas y soy lo que debí ser; pero tú  último gemido, me anula, me vuelve a pervertir. Amaru castelA.
Dice dios: "Sean uno        en la unidad"... De la fila primera. Ella se levanta de su silla, viene a mi. Me besa, entre pastoso sabor a sangre y aire alcalino. Dice zatanas al oido: "se diferente, en la diferencia esta tú poder"... Ella se sienta en mis piernas, mete mis manos a su falda. Baja un ángel enojado y grita: "Dios ayuda al fuerte el débil merece la muerte". Salimos de la mano, del templo donde se juntan las manos. Enroscados en un instinto mágico. Con la angustia de la certeza, de la obligación perdemos algo en cada beso, en cada cópula, en cada almuerzo que se deshace al aire mientras la soga ahorca. "Bienvenida hermana muerte, por mi también vendrás, de mi no te olvidarás"... Se oye el grito de la vida encadenada a este simulacro de vivir cada viernes con una cerveza. La escupen. La bituperan, la niegan. Se visten de colores con su mortaja blancusca teñida con sus reglas, pero calcarea siempre. So