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Mostrando entradas de abril, 2020
Tus recuerdos duelen, avergüenzan el alma y humillan al ego. Tu familiaridad condena con serena normalidad el habla que vuelves a confundir. El deseo es una raíz que pudre mis venas mientras tú sonrisa mirada me vence.  Todo el tiempo vuelcas y los lugares trastocas en lunares equidistantes de profundas hondonadas,   los colores se funden en carne ocre y magra,   los humores remolinean como gases de cámara. Solo un dedo te detiene con todo mi coraje, te conjura, salva el poco follaje seco entre las llamas. Con el silencio huyo, aterrado, constante: pero a salvo. Amaru castelA.

covid 19

Imagina adentro algodón negro y tejido gris, imagina al suave y delicado pulmón. A un virus que te come, huequea e infecta, a la sangre que llega sucia y explota sin tener por donde huir. La contaminación, la pus, un mundo sin ti.  Imagina aquel día, piensa que no saliste, que no hablas ni estrechaste, convencerte de que no importó,  trata de imaginarlo entre el ahogo y el dolor, no mires tú último momento, piensa que nunca contagiarse a nadie y perece en paz. Amaru castelA. 
Sábado de  amanecer triste, mortaja frágil de pesadumbre en gotas;  culpa y temor. Miedo al lunes, su voz, presencia pulcra de manglar devastado, prepotencia turbia de ignorancia tirana entre la lluvia y agonía de la pobreza perpetúa. La inmunda, la desobediente loca alma insana que se esconde reprobada y se empeña en el dolor. Ya solo con miedo perdió la aventura, desflorarse a sí misma, afligir a quien ama.  A la hora de la ventana, huir sin remedio y vaciar la confianza, pisar los anicos afilados del porvenir.  Amaru castelA. 
Que me dices tras lo que hablas?  Quiero escuchar tus sentidos, tus intereses... Saber los recovecos internos de tú mirada, escuchar los ecos distantes, ocultos, de tus palabras, salir con el aire despejado del vapor negro que callas, que empujas, que resbala.  Sostener en las manos tus sentimientos y verlos volar sin tanto insecto, sin mascaras.  Quisiera encontrarte, entenderte  y saber lo que quieres, lo que anhelas, lo que hace que maquilles los miedos, las vergüenzas, las ideas que esconden tus palabras. Amaru castelA. 
No puedo dormir, hoy la luna camina por el patio, se posa en la ventana, moja mis sábanas y destruye mi calma. Corren sus risas por las oscuras estancias y tras cortinas vacías puedo sentir su mirada. Susurra al despunte de una brisa apagada y rosando tenue mi piel congelada, con su aroma dulce, caricia insensata, escurre su luz en mi boca cerrada. La luna lujuria, medallon de plata, aretes de conchas, desnuda su alma y me quema, me mata, atrapa mi vida, se la lleva con el alba. Aunque sé que no quieres, me miras porfiada, volveras cuando nueva, luna negra a mi cama. Amaru castelA. 
Ir descapotados por la carretera, con hotel California y en el aire coníferas, o en la ventana de un autobus con baño, maldiciendo la suerte de los que se quedan, malaya mi suerte, escapar de los barrotes con la insertidumbre del tiempo, sin saber de comidas calientes, sin saber de la muerte. Escapar, huir a dónde no me encuentren, a donde pueda ser un mundo diferente, el que yo quiera, el que yo escoja, embarcarme y partir sin consentimiento. Y el rumbo? Sin ningún rumbo, con el corazón nuevo, el deseo ardiente y la maldad entre los dientes, la bondad en la ropa, casi sin ropa. Oír el son del camino, escuchar los susurro como olas, que aturden, que rompen y recomponen la vida. El deseo de cada tarde, cuando se ha terminado el entusiasmo, talante ajeno de la noche artificial, postura oblicua de la mañana seca y un solo silvido que lejano, extraño, hace renacer. Amaru castelA.