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Mostrando entradas de julio, 2018

poema tu boca

Tu boca flor de nardo me orilla imperativo al deseo de morderla. De ingresar en tus ojos, recoger tus esferas, succionar tu pecado con dulzura de un poema, aferrarte a mis huesos, estremeserte las nalgas, abrir tu flor con mi bravata, ser un picaflor suspendido en tu falda. Tú boca redonda encarnada de rosas me orilla al abismo y me empuja a besarla. Me succiona a otro mundo, tibio mullido donde mi cuerpo no termina sino dentro del tuyo.

VENTANITA DE LA PEÑA

Ventanita en la peña de maseta desierta, ventanita quebrada de las flores del mal. A travez de la vida tus sombras amargas van pintando la esquina con mis lágrimas negras. En tu cristal roto se quedo mi tabaco, en tu arco de punto se perdió mi llanto. Ventanita en la peña donde ella escuchaba la noche de arena, escondido, te amaba. Ya no la retienes, ya no me mira, hace tantas muertes se fue de su corazón .

Saudade de madrugada

Llora la azul madrugada, saudade en mar de lágrimas altar de pasión celada, impiedad  de una santa malvada. Resolana estancia enferma de tu ausencia, de no estar tú, escondido desde  la berma respiro tu aroma a hiedra. Aunque ya no te tenga, aunque ya no me quieras nunca podrás quitarme este dolor que atormenta por que es mío, solo mío, es lo único que me queda. Yo te di mi devoción la arrojaste como nada aunque seas mi perdición no dejarè esta pasión. Madrugada de saudade de dolor y de llanto besando tu beso amargo, acariciando tu rostro parco.
A los animales abandonados los atropellan maltratan matan por que no tienen dinero ni posesiones.  Por que sí tuvieran  valdrían más que  los que los abandonan.
Va el esclavista. Flagela niños, los mete en jaulas. Va a las barracas y los esclavos interesados le reciben con flores, le dan pleitecía. Va el terrateniente y golpea a los niños, les mete en jaulas. Viola a la india. Y el indio capataz, vendido le da su casa, le da su poncho, le recibe diciéndole taita. Viene el gringo vicepresidente y miles de len tejeros traidores van a llorarle diciéndole gracias. Quejándose de su libertad. Le entregan los niños latinos para que los enjaule. Le entregan las manos de toda la patria para que las encadene.

La viuda

Paso a paso t ras tu aroma jazmines y rosas              de cementerio  s eco . Voy perdiendo fortuna a dentrandme a tu  sieno y parece que te tengo p ero te adelantas                       paso a paso. Y parece que flotas e n tu rutilante cadencia e n tu cruel belleza e n mi lascivia indefensa. Flor de luna incandescencia encaje negro, divina mueca voluptuosas ansias, luciferina te detienes, ángel de mi inconsciencia. N oche siniestra, trémula, c aen los gritos desesperados, clama la muerte tu beso pagaré  mis pecados en tu averno.

TE AMO

Deseo que provoca matarte s acar la grasa de tu rostro i ngerir tus viceras l amer hasta la exaltación tus tripas. Vaciar la sangre de tus senos s ucionarte el corazón con tu cerebro jugar  mientras tu mente despierta,   pregunta la vida. Y tu hígado entre mis dientes se estremece. Beber de la fuente inagotable de tu vagina  sangrante,  desmembrar tus pies.  Teñir tu piel rojo arlequin.  Recorrer micrón todos tus circulos.  Ahogarme con tu lengua mientras tus ojos brillan  al sol y enamorados  me miran.

Las Palomas.

Encontré en un ruinoso Mesón al despecho de mi amparo cálido, tenebrosa sombra y destrucción en la amarga copa del antídoto. Mi alegría , brutal prejuicio, el daño de mi vida pájaro las garras de este BALDURDIO en los brazos de la soledad. El canto delgado de la muerte, el baile silencioso del horror atraviezan con sus hilos mi suerte, titirizan, ridículo al amor. En callejas de piedras viejas amanecen mis sueños destrozados y en lejanías de antiguas penas mi existencia llora en el Mesón.
La parte lógica de mi cerebro murió, me queda el otro hemisferio  para recorrer un continente, que no me contenga, ni recuerde  mis vergüenzas. Ataré su piel al cordel de una cometa para creerme libre, ataré sus pies a la soga de un ahorcado para creerme justo. Sembraré rosas en su pecho para creer que alguna vez fui enamorado, de una niña de trenzas rojas.  Llenaré las hojas secas de una madre selva con mentiras, para hacer creer que tuve vida, que ame, que fui respetado, que lo hice bien. En este suculento mundo de agua fría y sol herviente, de viento enojado y flores fragantes, descansaré mientras ellos analizan mis vidas y mis nombres. Mirando jugar los niños afligidos con sus perros inconformes. En el horizonte descansaré sobre la tierra.