Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de abril, 2019
Cada calle, cada casa, cada plaza, todo tiene su tristeza, su oscuridad, hay que mirarla sin dejar que se nos entre, sin llevarla.
Amo a Quito, mi ciudad, pero no le perdono y nunca perdonaré lo que hace a sus hijos extraviados, que se pierden en gradas viendo siempre para abajo, al inframundo. Tan deviles, tan callados, matices esmaltados de macetas sin geranios, rotas, andan solos, empedrados,      sol-insolentes         garuas infectuosas            sombras y adoquines que piensan tiritando que el sol los lastimaría y que nadie los quiere, una lámpara de alcohol                       genera sus días entre tejados de caña y tol                         una copa sucia de azucena y repujado                    suscita su muerte. Te amo Quito, en el ojo de cada perro atropellado, en el cilencio de cada niño destrozado,           risa de tus maldicientes           llanto de la injusta tranquilidad maldita de tú letargo.