El niño que acaba las noches tratando de entender su mundo, !débil! negado a sus carencias, de sonrisa tonta. Que levanta flores del desperdicio de la miseria, el niño de mirada mentirosa que repite la cantaleta y camufla su herida en la indiferencia. Que confunde y habla lo que no piensa, aquel encerrado guardado en la afonía eterna, oscura, no soy yo, es apariencia ajena, es reflejo de la exigencia. Ahoga su entusiasmo limpio, improductivo avasallante en una esperanza seca, !no soy yo! no se quien es. Ese niño que niega el poder de los borradores y huye de las raíces del afecto, no soy yo quien raya mis paredes, no lo quiero ser, pero lo necesito. Aunque lo siga matando.
ECUADOR MILES DE AÑOS MILES DE LETRAS