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La aristocracia ya no toma el té a las seis,
habla en sus noticieros,
despedazan la honra y al público
con calumnias , con chismes,
propaganda en los muros.

Las verdades ya no son puras
las bondades no son universas ,
todo lo que se necesita es el dinero.

Para ser justo
para ser bueno
y especialmente para ser pobre.

Ya los sueños caen 
y se amputan
con un acero sin filo
porque se ha perdido 
el valor de la muerte,
el precio del sufrimiento.

¿Quien se asusta del cruel mezquino?
que aporta al hambre
y alimenta el miedo.

¿Quien no se esconde
en su babeante caracol?
de justificaciones
y desaliento.


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MALEVA

Iré llorando a la guaca con el luto en las manos iré como arcilla al río con mi corazón destrozado. Volveré a la turba añil volveré de verdes collados a ser el pájaro de abril que muere en cielos vedados. Seré tierra negra de páramo seré lucerna fría de invierno que al mar eterno reclamo tras la gris cortina del averno. Iré llorando a tus ojos una sola vez diré te amo y así nunca más llamaré tu nombre que se extravió.

Las montañas

Las Montañas.  Cuando muera no me iré, me quedaré en las montañas donde tu mirada me busque,  en el ladrar de los perros,  en la cangagua,  en los ojos puros y sonrisas sin maldad. Busca mi alma si me extrañas,  allá lejos en las montañas,  por los caminos de lodo y las gradas de quebradas,  en cachorros con frío y en los niños del cerro.  Con los Apus me voy a quedar,  a oír sus leyendas y escuchar su sabiduría,  oliendo los eucaliptos y las ortigas  que nunca pude diferenciar. Caminaré con él caminante, impulsaré su bastón de palo y suavizaré su paso. Acumularé las penas para bajarlas al río  y llegaré donde dormida talvez en mi sueñes, talvez me recuerdes y cuidaré tu sueño. Amaru castelA.

poema tu boca

Tu boca flor de nardo me orilla imperativo al deseo de morderla. De ingresar en tus ojos, recoger tus esferas, succionar tu pecado con dulzura de un poema, aferrarte a mis huesos, estremeserte las nalgas, abrir tu flor con mi bravata, ser un picaflor suspendido en tu falda. Tú boca redonda encarnada de rosas me orilla al abismo y me empuja a besarla. Me succiona a otro mundo, tibio mullido donde mi cuerpo no termina sino dentro del tuyo.