EL ALMA - SAMAY - LA PAZ
Lo peor de la Cultura Occidental o Cultura de muerte, es pensar que es la única y exclusiva. Todo lo traduce o trasfonda a su comprensión.
El concepto del alma no existía en el mundo andino como la concepción griega que alimentó al judeo-cristianismo. Al buscar un paralelismo al alma occidental podría compararse con el sueño, la vida en los sueños del runa (humano) .
Samay es el viento, un viento bueno que fluye del ser y reconoce él de los demás seres y objetos. El runa no es una criatura (creado). Es hijo, nacido, de la Pacha Mamá, como todo los demás seres animados y no animados.
El ser hijo, conecta y concuerda la visión del runa andino con el hombre de otras culturas ancestrales. El culto a la Diosa, por ejemplo, sobreviviente en Europa y Asia hasta mucho después de implantado el cristianismo con Constantino, lo demuestra. Eran hijos de la Diosa. Su relación con su deidad era maternal.
Para el runa andino, el ser hijo de una madre, le confiere el estatus de protegido, mimado, hijo cuidado, igual que a sus hermanos, o sea, igual que a todo, era igual que todo. Samay, la paz.
Dentro de sí lleva los cuatro mundos, los dos géneros, todos los elementos y todos los espíritus animales, elementales y ancestrales, como los tiene dentro su mama.
Amaru castelA.
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