Llueve la espera en un cristal turbio
la rutina sin preludio ni porvenir,
tarde que se alarga sin motivo ni provecho,
acaba el tiempo.
Deteriora la vida en un hueco
escuchando las risas de fuera
la lluvia que danza y excita
lenguas, manos, piernas.
Con un sol encendido en cera
resbaló un trago de frío,
atormenta tanto su delirio
que asesino al tiempo, ya sin pena.
Amaru castelA.
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