Dejemos de ser tan civilizados, tan tolerantes. Lo que nos falta es ser más barbaros, arrogantes que a filo de puñetazo defendamos las verdades, nuestra clase, la vida de quienes amamos. La vida de los que callen.
Ya no seamos espirituales, encarnadas fieras con sangre enemiga en las falanges.
Luchemos por dignidad e implantemos nuestra libertad. Bebamos su sangre, desvalijemos sus bondades, la historia nos juzga y el futuro no tiene aguante.
Volvamos por el sendero oscuro sin tecnologías ni postverdades.
Tú que miras una injusticia que en tanta inteligencia no cabe, solo abre las ternillas, siente un rayo fulminante y lanzate por tú conciencia hasta que el opresor calle.
Amaru castelA.
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