La muerte, rosal en sol, besó mi rostro, en saudade horroroso espero su flor, el surgir en dolor sus sombras, abrir el pistillo y sacudir la tormenta del alba.
Se burla del abandono y la pobreza de recuerdos con la soledad, que musita sus risitas tontas mientras deja de abrazarme y se aleja.
Entra y busca en mi cuarto, una foto, una carta, un papel arrugado manchado de un corazón; pero es en vano, astiada me mira y encolera su saña.
- Cómo extrañaras la vida? Sí nunca vives?
- Cómo sabrás la diferencia? Sí ya estas muerto y vives en tan ruinoso mausoleo?
Yo aterrado trato de gesticular alguna forma que la tranquilice. El dolor se incrementa mientras continua en su requiza. Solo basura! Letras sin sentimiento! Grita lastimeramente.
Se sienta en mis piernas mostrando en su cara miles de bellas apariciones que en algo me son familiares, inmuto, recio, mi rostro y apendices solo sienten dolor. El dolor al que tanto temo y que se incrementa irracionalmente.
- No! Contigo no hay como!
-Quice ofrendarte consuelo pero ya eras hace mucho un pedazo de cartón y huesos.
Se fue. Por fin se fue, luego de tres días de sufrimiento, ya no siento nada y hasta el hambre desaparecio. Por lo demás todo continua igual.
Amaru castelA.
Iré llorando a la guaca con el luto en las manos iré como arcilla al río con mi corazón destrozado. Volveré a la turba añil volveré de verdes collados a ser el pájaro de abril que muere en cielos vedados. Seré tierra negra de páramo seré lucerna fría de invierno que al mar eterno reclamo tras la gris cortina del averno. Iré llorando a tus ojos una sola vez diré te amo y así nunca más llamaré tu nombre que se extravió.
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