Pensamiento obtuso que se hilvana
en muecas fúnebres
que pasan ...
reposa la telaraña
sobre pluma blanca
en fangoso hilo
de agua
putrefacta que
enemigo de la belleza
no la puede ensuciar,
ni mojar,
ni mover.
Un martillo remata
autómata
escondido
al aire, sin aire,
máquina a dos tiempos que no se ve pero tritura dedos,
la mueven.
Se vende un alma rancia,
barata,
por realización de saldos
y el temblor empieza en mis manos. De lejos, el olor a sangre, el plasma viseral mancha mis costados, la coyuntura de los labios, ocupa dos espacios al unísono.
Se acerca el bus, justo a tiempo, al último segundo para escapar.
Amaru castelA.
Iré llorando a la guaca con el luto en las manos iré como arcilla al río con mi corazón destrozado. Volveré a la turba añil volveré de verdes collados a ser el pájaro de abril que muere en cielos vedados. Seré tierra negra de páramo seré lucerna fría de invierno que al mar eterno reclamo tras la gris cortina del averno. Iré llorando a tus ojos una sola vez diré te amo y así nunca más llamaré tu nombre que se extravió.
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