No se distinguir cuando sueño
o sí de despierto entro
a otro mundo parecido al nuestro,
pero muy diferente,
en lo que tiene dentro
de puertas y armarios,
tras los espejos, tras los vidrios, en sus habitantes.
Atravieso en bus la desolada inclemencia, senitudes indiferentes, amarguras lluvia y viento tenue de un Upiro conocido a quien no temo, desconfío del resto, de los que son mi infierno, mi cielo, de la amistad y del celo, voy con todos y a todos temo.
Y me dan miedo las habitaciones, los corredores y el techo; los muebles que le hablan a las paredes de mi pecho. Cada paso con ahogo, cada huida casi muerto, buscando el camino Carmila me extiende su acento, me vuelve al bus, me acurruca en el asiento, por fin regreso, no sé si despierto.
Amaru castelA.
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