En el horizonte va mi calma, mi sueño. Adiós tranquilidad.
Por la ventana pasa presurosa mi coherencia, mi inteligencia. Adiós paz.
En las sombras traslúcidas de mis pensamientos se van perdiendo en un eco de ausencia mi autoestima, mis sentimientos se burlan y desprecian todo consejo. Adiós dignidad.
Nada me hará salir del charco ominoso que escogió mi dolor, la amargura que consuela con vergüenza universal, mi decisión, nada hará que cambie mi situación, porque renuncio al tiempo, desmarco el sino, voy contra giro del único camino y me estrello contra la razón.
Bienvenido a la eternidad de un segundo detenido,
sin cielo ni limbo, solo con martirio, solo con tu amor.
Adiós seres queridos, adiós consternación, adiós bestias acuzadoras, dejen mi muerte germinar, si no quieren no miren, pero nunca le diré adiós.
Amaru castelA.
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