La luna caída sobre la lavadora,
ya no alumbra,
oscurece como en sus peores días,
el pequeño ratón de la cocina,
de súbito envejecido,
se ha tornado hermitaño y cascarrabias,
aqel fantasma de las gradas,
sólo pasa llorando y ahora su penar da pena.
El rosado eléctrico de las tardes,
se decoloro mientras una mancha de café se expande,
todas las fotografías y pinturas se han borrado,
me dan la espalda o simplemente quedaron desiertas,
el piso ya no suena,
las duelas rechinantes no me hablan,
mientras, el ruiseñor nunca regresó al jardín.
Nadie entiende mis motivos ni comprenderá mi razón,
más me Mantendré hasta la muerte y protegeré tu corazón,
no importa que junto a ti,
solo,
pueda sentir esta ternura tan profunda y tanto amor,
no puedo seguir pensándote,
debo asesinar esta ilusión que va transitando y creciendo
hacia tú dolor.
El crucifijo en la pared se ha convertido en anarkia, hace tanto fue treinta y uno y este año aún no termina,
hace semanas que me escondo del dolor y la apatía,
sigo de un cuarto a otro denostando melancolía,
destruyendo recuerdos,
destrozando mentiras
que la esperanza y el amor pintaron con felonia. Pintaron las paredes,
mancharon las cortinas,
es por tú bien que debe haber distancia en nuestras vidas.
He de proteger tú alma y corazón con el aberrante dolor que me destroza,
al alejarme,
y no se explicarte,
pero nunca te dejaré de cuidar,
dulce esencia que en ti vive,
la hermosa alma que eres tú.
Las montañas cambian de matiz de azul oscuro a violáceo gris, hace tanto que te fuiste y no terminó de olvidar.
Amaru castelA.
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