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(poema) EL CANTAR DE LOS CAÍDOS

Ella ha descendido, recorre un monte petrificado y se planta al pie de una enorme roca negra:


-  Recorre salífera la piedra        ¡agriétala!           Que emane su oscuridad.
-  Lágrima de mi angustia abre la fosa;         el inframundo,               su hogar.



Bulle el polvo a sus pies; sombras siniestras emergen a elevar una plegaria:


-         ¡Detente!         Deja a un lado el bien y el mal
-         Todo el que entre o salga        nada ha de llevar.


Ella sollozando entre llanto:

-         Desnudo mi cuerpo como desnudo mi naturaleza
Desgarro mi honra
Despojo mi alma
Dejo atrás la sensatez,           ya no oigo a la vergüenza
¡Dejo atrás el muro que nos separa!



Él sumido entre cenizas, en una cueva de carbón:

-         Ahonda profunda esperanza.
Dame fuerzas para esperar,
el vacío consume mi queja,
la luz infecta mi carne
y el aire me infringe dolor.

-         ¡No sé sí algún día vuelva a verla!
¿Algún día, podré escapar?

-         Escóndete de su palabra
No escuches su razón
Que los sabios busquen su agua
Y los necios se sacien de pan

¡Tú, desciende a mí!
¡Olvida tú alma!
Que con la mía debe estar.

Ella caminando en la absoluta oscuridad:

-         ¿Dónde limo, ocultas mi vida?
¿Dónde? Misterio refugias mi dolor:
El espacio y tiempo sin su boca.

¿Dónde? tenebroso paraje, secuestras su voz.

-         Tétrico presidio de lamentos y sangre
Sí no lo devuelves ¡he de pintarte en llanto!

-         Óyeme amado, escucha mi pensamiento
¿Es qué ya no sientes mi corazón?



Un susurro a su oído, es Él de lejos:

-         Deja allá afuera la paz
La inocencia, su luz.

Entra ahora en mi hoguera
Incéndiame la carne con las llamas de tú aliento

Hélame la sangre al tacto de tus dedos.

Él frente a ella:

-         Abre tus alas blancas
Yo cerraré las mías negras
Arrancaré la tibieza muerta.

¡Me entrego a ti total!

Ella en éxtasis sublime:

-         Abre tus alas negras
Yo las extirparé
Desmenuzaré tú corazón de piedra.
Me entrego solamente a ti.


Los dos desmoronándose al tacto, él se vuelve cenizas y ella tierra.

Ella consumiéndose en amor y muerte:

-         Yo hoz conjuro cielo y tierra
Nadie nunca nos ha de separar.


Él lleno de amor e inmensidad, antes de desvanecerse:

-         Yo hoz conjuro luz y oscuridad
Nuestras almas,
Al tiempo;
 Se han de encontrar.

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