Ir al contenido principal

(poema) GARGOLA

Una inmensa montaña,
Un nevado de seda
Un Témpano blanco
De Azul cubierta.

De cristal un lago
De bosque la ladera,
Cipreses verdes y altos
Cafés como la tierra.

Imponente pared de barro
Barrera  sobre la arena
En lo más alto del  acantilado
Una piedra,
Un monolito,
Una estatua negra.

Una gárgola inmuta,
Indolente
Sin promesa
Las alas apagadas,
Mirada sempiterna
Fija melancólica el mover de la marea
Las olas, hondas
Las aguas espejuelas.

La lluvia pasa, el viento golpea
Transcurre la luna,
El sol,
Otra era
Hasta que una tarde
Llena  de estrellas
Al incendiarse la frontera
Un rayo lo asesta.

Como tierra de desierto
Dura seca,
Se quiebra
¡Del interior la luz ciega!
Es de un ángel la silueta.

Una lagrima al lago
La profundidad centellea
Es un ángel en espera,
De mirar el lago no deja,
Busca su hada que en el agua
Su escondite fue condena.

Llora y canta
Y estremece
El alma de la tierra
Su amor prohibido
No aparece…

Esperará otra era.

Comentarios

Entradas populares de este blog

MALEVA

Iré llorando a la guaca con el luto en las manos iré como arcilla al río con mi corazón destrozado. Volveré a la turba añil volveré de verdes collados a ser el pájaro de abril que muere en cielos vedados. Seré tierra negra de páramo seré lucerna fría de invierno que al mar eterno reclamo tras la gris cortina del averno. Iré llorando a tus ojos una sola vez diré te amo y así nunca más llamaré tu nombre que se extravió.

Las montañas

Las Montañas.  Cuando muera no me iré, me quedaré en las montañas donde tu mirada me busque,  en el ladrar de los perros,  en la cangagua,  en los ojos puros y sonrisas sin maldad. Busca mi alma si me extrañas,  allá lejos en las montañas,  por los caminos de lodo y las gradas de quebradas,  en cachorros con frío y en los niños del cerro.  Con los Apus me voy a quedar,  a oír sus leyendas y escuchar su sabiduría,  oliendo los eucaliptos y las ortigas  que nunca pude diferenciar. Caminaré con él caminante, impulsaré su bastón de palo y suavizaré su paso. Acumularé las penas para bajarlas al río  y llegaré donde dormida talvez en mi sueñes, talvez me recuerdes y cuidaré tu sueño. Amaru castelA.

poema tu boca

Tu boca flor de nardo me orilla imperativo al deseo de morderla. De ingresar en tus ojos, recoger tus esferas, succionar tu pecado con dulzura de un poema, aferrarte a mis huesos, estremeserte las nalgas, abrir tu flor con mi bravata, ser un picaflor suspendido en tu falda. Tú boca redonda encarnada de rosas me orilla al abismo y me empuja a besarla. Me succiona a otro mundo, tibio mullido donde mi cuerpo no termina sino dentro del tuyo.