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La luna fría y desalmada
nunca habla;
! no dice nada !

El sol tierno y ponzoñoso
quema indiferente
desde su elevada posición.

Dios, infinita providencia
deshaucia y juzga;
en ese orden.

Rompe el espejo para enjugar mi rostro,
se transforma en mí;
niño de manos sucias
y ojos ardientes
que mudo ante el aroma a inmortalidad
oxida la riqueza de esta casa, ajena;
mi torpe proceder me expulsa.

Pasos inexpertos
manos atrofiadas;
un horroroso diablo en este nefasto templo.
este es el cielo puro y húmedo,
arrastra en sus muslos la cortina de llanto desperdiciado,
inservible,
olor de anís a donde no tengo entrada
por que en mí
todas las fragancias no tienen virtud.

Escoria abandonada, por no ser capaz
por vivir enfermo.
Señor Dios infinito
?dónde se quedó tú esposa?
?dónde encontraré el amor de madre?
Tus ojos son destino
de un recuerdo insepulto
que atormenta mi amor.

Malvado e insensato,
siniestro carcomes mi mundo,
envenenas mi vino,
fermentas  mi dolor.
La agonía ardiente se extiende,
condena cada momento,
cada criatura
que marchitas con tus reglas.

Te opones a mi voz,
a mi vida, a mi alegría, a todo;
en tus ojos de destino
la oscuridad es profunda:
"Dios ayuda al fuerte, el débil merece la muerte".

En la última piltrafa de mi corazón se extiende inconmensurable el horror:
flotar al vacío
en el asfalto,
un perro abierto en la vía,
sin pasado, sin lágrima,
! sin sentido !
una vida sin sentido.

Amaru castelA.

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MALEVA

Iré llorando a la guaca con el luto en las manos iré como arcilla al río con mi corazón destrozado. Volveré a la turba añil volveré de verdes collados a ser el pájaro de abril que muere en cielos vedados. Seré tierra negra de páramo seré lucerna fría de invierno que al mar eterno reclamo tras la gris cortina del averno. Iré llorando a tus ojos una sola vez diré te amo y así nunca más llamaré tu nombre que se extravió.

Las montañas

Las Montañas.  Cuando muera no me iré, me quedaré en las montañas donde tu mirada me busque,  en el ladrar de los perros,  en la cangagua,  en los ojos puros y sonrisas sin maldad. Busca mi alma si me extrañas,  allá lejos en las montañas,  por los caminos de lodo y las gradas de quebradas,  en cachorros con frío y en los niños del cerro.  Con los Apus me voy a quedar,  a oír sus leyendas y escuchar su sabiduría,  oliendo los eucaliptos y las ortigas  que nunca pude diferenciar. Caminaré con él caminante, impulsaré su bastón de palo y suavizaré su paso. Acumularé las penas para bajarlas al río  y llegaré donde dormida talvez en mi sueñes, talvez me recuerdes y cuidaré tu sueño. Amaru castelA.

FEMINICIDIO

Más que un escarmiento esto es una inhumación, un rosario de tragedias y ruegos que han podrido  tú alma.  Siento tus dientes fracturar mi mandíbula, la saliva sangiinea de una traquea triturada, falanges primates en mecánica involución, se esconden en conceptos la falacia de tú  amor, de tú necesidad baja de reproducir. Perpetro incontenible en las falditas, en las muñecas, en la ropa de escaparate que tú mismo me diste, por la que me sentencias, con la que ahogas mi vida mientras de lejos retimbran ecos de mi risa niña preparando la víctima para la expiación. Siento tú instinto fósil moverse sobre la tierra, entre mis viceras. Con codicia espeluznante, pala a pala con odio atormentado, con venganza por los besos, por los momentos irreales. Con tu amor en la boca pastosa y mortesina, con tus golpes, con tus insultos siento tu medio centímetro de poder aplastandome. La bulla lejana, el comentario morboso, escandalo y duda, mi nombre sin mí.  Siento la pena compartida, la culpa injusta,