Me gusta tu presencia,
el aire a penitencia y pecado
que mueve tu cabeza cuando hablas.
Tú inmenso cráneo potente cubierto de seda , oleaje infinito e inmenso y mueves tu boca.
Luego la inclinas,
la turbas,
detienes al universo, al tiempo.
hablas; y ahora te escucho;
torrente recoveco, de todas las cloacas del continente, que violan al mar.
Sigues el panfleto de las hembras domésticadas, q no termina, no pasa,
se atora en el aire hasta que por fin callas.
vuelvo a mirar la armonía de tu cuerpo,
natural brisa que mueve tus montañas,
mueves tu cabeza, y es todo lo que quiero de ti.
Amaru castelA.
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