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Vestirme bien? Para que? El rosario de penas aplasta mi espejo.


Salir a dar la vuelta? Para complacer a quien? Al tedio. Al fastidio que rien y conversan en cuerpos ridículos.


Mi cuerpo se atrofia, se amasa con cada minuto, con cada viento. El frío lo llevo dentro y la confusión me rebasa. Un dolor tenue, discreto, profundo es ahora mi rutina.


Debí morir a los veintiuno, fragante, limpio, constante. Ya de nada sirve hechar la culpa a los padres o encaminar la escusa hacia dios.


Nada, solo. Sin ambiciones realizadas, ya sin sueños y sin amor. Lo único que me espanta, que me levanta es la cruel dureza de los recuerdos. Como si ninguno fueta bueno.


Por qué en la vida el vino pierde su color? Por qué la seda negra y voluptuosa se deshace en un rincón?


Más de que sirve un lamento, la realidad es única y no se conmueve por un llorón.


De que sirve alegrarse, vestitse, embriagarse. De esta celda no sales sino siendo cartón.


Amaru castelA.

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