Juventud...
La luz se enclaustra en la villa,
encapsula sus vidas y el murmullo de grillos desatan el malefisio.
Brincan, brillan, sonoros festejos, retumban en la distorsión de fallidos símbolos que perecen en la oscuridad.
El aire se detiene y cae, a la profundidad, entre sacudidas de trompeta y marimba. Todos se detienen, ya no huyen y sus contorcionados cuerpos se quiebran mientras alaridos fluyen de sus líquidos.
Empieza la noche en una lágrima, el camino por delante se hace eterno, es un tunel sin retorno donde todo converge y se hace pedazos, yo sin embargo no puedo despegar, permanesco en mi, al rincón, en mi cilencio, en mi tristeza, la luz me lastimó tanto que solo puedo tratar y dejarme llevar, de lejos arrastrado muy detras, en dirección contraria de la algaravia, de la soledad.
Amaru castelA.
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