Un muerto apesta en la tele,
muerto que apestaba ya
a miles de muertos despojados en los leños inmundos del feriado bancario.
Un muerto que grita, miente, bitupera. Como titere de hueso en pellejo, encargado arrastró al pueblo
a su antiguo cadalzo. 12 horas de esclavo, sin luz ni redención.
En su sepulcral camino, enviado por los bancos, enrumbado por los látigos bifulcó conciencias, interpretó letrinas, hizó leyes cambiando letras, puso de moda la mentira, hizo boga la aporofobia ,la corrupción santificó.
Un muerto levantan como logo, el muerto que acompañarán en su cajón.
El Ecuador está de duelo no cuatro días sino todas las horas desde la traición.
Amaru castelA.
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