La muerte tiene sabor a espinas de pescado, sopa de maní y platano verde, delirante por el limón y el ají.
La muerte que ya se huele
tiene textura tenue como helado, con higos, con toronjil, beso de niña, primera atracción, fría y candente en rosada insinuación.
De arandonos el aroma, jazmín y hierba mora, acerca sus ojos negros donde te hundes, vas perdiendo el dolor,
flotas y reflotas
en la inmensidad azul,
te hundes si los recuerdas
por un momento,
luego flotas.
La muerte tiene sabor a pescado, anhelante del limón y el ají.
Su caricia es triste y te dice sin decir:
- te he deseado tanto
- te esperé desde que nací.
Tú solo te entregas, te derrites en su sopor, en su sabor a pescado.
Amaru castelA.
Comentarios