EL AÑO DE LA VENGANZA.
A mis enemigos la muerte y a los ocultos la destrucción, que sus nombres queden en el rincón
del cementerio de moscas a donde la araña no desciende
y la escoba nunca encuentra.
Allá entre recortes amarillentos y restos
de juguetes de los niños muertos,
viva su recuerdo perdido entre rosas.
Sus almas no desciendan ni sus nombres se muevan,
sean manchas verdes de sepulcros rotos
arrojadas por intransigentes al camino de hierba.
A mis enemigos la respuesta
de todos los calderos olvidados y sedientos
de sangre y miedos,
a ellos y sobre sus cabezas
el sello de la fatalidad y el encuentro con su propio gesto.
En las lunas del averno, en el año de la paga, llueva y trine en los árboles
el viento,
corra el agua transparente con su canto de tormentos.
Amaru castelA.
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