No busco el éxito,
sigo al fracaso y si vas tras mis pasos
también lo encontrarás.
Los bloques de infancia,
la moral mal armada,
las mentiras de labios excelsos y maquillados
que me alejan con asco
del Altar de la honorabilidad.
La hombría, el cascajo,
la civilidad, adalis y descaro.
El orgullo y la humildad,
la ambición y prosperidad. Acumulación insana, antinatural, insensible.
Un sueño indiferente de comodidad rapaz.
Burbuja claustro de apariencias y agrado, hipócrita cautividad, bomito de un diablo que experimento siete días con el corazón inocente.
Dolor y rabia que envenenan los días
y corrompen de noche
un martirio contumaz
del ser victimario
de su propia naturalidad.
El éxito exigido,
el molde programado, límites sensoriales y cuñas en el pensar.
Todo apesta con los soles que te ofrecen ilusiones en tú vaguedad.
Detesto el éxito y a sus discípulos,
más a los charlatanes
que no lo ofrecen y presumen sin saberse su realidad.
Amaru castelA.
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