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Espino

En el cielo fue creado cuando creada la música regó su esencia y perfección. Se reveló la belleza por su inteligencia y los ángeles a los que servía cayeron con él.
En realidad nada existe, en ésta realidad donde todo es externo, apariencia, nada existe sino la melodía, la vibración que se escucha lejos del sentimiento.
En el abismo del pecho resuena, antes de emerger, fluido de palabras, sonidos continentes, un alma, los cielos.
Más abajo, entre ansias los mares.
A pesar de la falta de caminos, del vacío, las nubes ocultan y encuentran las mañanas, las empañan y atardece, antes de la luna que brilla en los valles. Las montañas y las playas enrojecen y tiemblan.
La tierra respira y susurra, de ella nace la vida y la muerte camina, germina el dolor, florece la felicidad. 
El goteo marca el pulso, un segundo, una eternidad, un final, el inicio. Todo se destruye sin recuerdo en un cambio silvestre y verde que el gris pensamiento perenne y sabio ni siquiera tizna. 
Inunda la faz el sonido, la estética, el ardor. De  infinitos colores y ritmos, La revolución. 
Amaru castelA.

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