Eras azul como la muerte, fría en la madrugada de melancolía espumosa,
eras triste como el pájaro lejano que nunca se acerca.
Los cristales de la ventana extrañan tu reflejo y el viejo entablado ya no ronca con tus pasos, los apurados minutos se suicidan cada vez más pronto en saudade tormentoso, esperando tu llegada.
Azul el aura que marca el pulso, respiración oscura y dificultosa que silencia el ruido, puntos grises y blancos en el aire viciado de angustia.
La tranquilidad osca del vacío añil que encarcela el alma traspasada por tu despedida.
Un sentimiento confuso y azul, no saber de donde eres, de quien estas, de que haces, saber al tiempo, que no soy, de donde estoy, de estar sin ti.
Locura y extravió, dolor en el vacío y tranquilidad de ya no existir.
Azul, las horas, los días, eras azul como la presunción que siempre tenía antes de perderte.
Amaru castelA.
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