El sol apesta en la vera
y al transeúnte le infectan las palabras
que con resignación
florecen en su insolencia.
El panorama hiede
con el firmamento
y aquellos que callan disimulan
su turbulencia
y putrefacción,
infectan los ríos,
el aire,
la vida.
Esta hora apesta
y cubre con osadía
las osamentas y calles que pretenden decencia
y un honorable parecer.
Solo soy una lágrima
entre todos cuantos
me han visto
y soy una mentira,
falacia y decepción.
Alegría u odio,
para quien cruza la cercanía
y siente la mortecina
y el presentimiento
al dolor.
Soy el aire enrarecido
de mortajas y coníferas
en el sendero de musgo
que aletarga y atrapa,
extravío del mundo
y despilfarro de ganas,
tiempo perdido,
pasado sin valor.
Amaru castelA.
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