Tu, de lápices húmedos y muros sin color,
Tú, la de cielos incinerados y bosques sin ilusión,
TÚ, la única que camina con pasos de transgresión, hacia el bortice descamado, con una mano en la flor.
TÚ, a quien he defraudado en horrenda sinceridad,
con el pico de un pescado construí la inmoralidad,
que al inicio festejó
tu inmadura curiosidad.
TÚ, arrepentimiento y penitencia,
cristal tiznado de normalidad
que rectifica las fracturas
con papel de rozas y mortero de sal.
Y el castillo se derrumbó,
la huerta está enferma,
un pretérito jardín
aún resuena
y aromatiza
la olvidada somnolencia.
Alguna nueva humanidad encontrará petrificada, la historia brutal
de un anhelo roto,
el camino develado
a la tontería de mis sueños.
Amaru castelA.
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