Al presidente Lasso, ec.
He pecado contra el mundo, he querido terminar con la santa democracia.
Me han pedido que escriba del actual gobierno.
Tedio ¿qué se podría decir? sí ya todos conocían su alma, la avaricia de un banquerete, las mentiras e ignorancia, su malversa compulsión, arrogante y su decadencia.
He pecado contra la humanidad, he querido negar el poder del mercado.
Libertarios disputándose la presa, la prepotencia en tratar de imponer su dogma,
de superioridad.
Al fondo oscuro un neón, calleja mórbida de una canción, generacional, profética, que me corrompe el alma.
Un mensaje virtual y un discurso pautado, así en las hondas comunicacionales su rostro estúpido, ya muestra miedo.
He pecado contra dios, porque quise escaparme del dinero.
Y lo peor es que ya se sabe títere, el que encarna al despecho, el odio ciego por los que no usan zapatos rojos y de marca, por los de tez un poco cobre, por el pelo de carbón y ojos sin ilusión, por los que hacen filas en los bancos y se quejan de hambre.
He pecado contra la vida, me he librado de la globalización.
Lo natural se dicta y cambia, en la mesa de un escroto publicista y financiero, que se cree con moral suficiente para besar a sus hijos y darles del sustento de todos los pueblos que mueren en silencio, en las iglesias, otro centro financiero, las hostias y diezmos, huelen también al olor del banquero.
Se trastocan las ventanas por pantallas, digitales, de plasma, y en los teléfonos celulares la vida transcurre.
Amaru castelA
Comentarios