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(poemario) A ERILUNA MI HADA

I

Aunque el mundo no este
Y aunque el cielo se cierre
Nunca nadie podrá
Apartarme de ti.

Aunque el amor no pueda
Y la amistad se niegue
Un sentimiento nuevo
Hallaremos tú y yo.

Y sí lo arruino todo
Y sí me porto tonto
Apelaré a tú perdón.

Y sí en un abismo caigo
Y el tiempo duele
Buscaré tú corazón.

II

En las aguas del tiempo
Mi destino se dilata
Se hunden mis sueños
Zozobra mi barca.

Un dolor empecinado
Doscientos años de diferencia
Nos separa el pasado
Sin hallar quien nos entienda.

Y ya no tengo esperanza
Me aferrare a una luz
Aunque las sombras me espantan
Resistiré…

En un mundo que nos mira
Que te juzga y cuida
Soy quien no debe ser.

Y como fugaz espejismo
Desde este oscuro abismo
Siempre te querré.





III


No te olvides de ser feliz
Y de sentir que estas viva
De mirar como solo tú
Vivir como nadie más sabría.

Mira al norte a las estrellas
En el este como nace el sol
En el oeste el viento juega
Y al sur, te miro yo.

Escucha al viento susurrar
Oye del árbol la voz
La risa quinde al volar
Canción del agua y de amor.

Ya sé que respetas el dolor
Y la tristeza es vida
Pero hagamos de los dos
Felicidad sin tregua.


IV

En el cieno pútrido y perpetuo
Que mi mundo adorna
Entre aguas suspendidas
Un día una flor yo vi.

Y la flor tenía alas
Y la más hermosa mirada
La belleza más cara
Y la inocencia del amor.

Era una bella hada
Que vino en busca de su sueño
Y al tocar la fría agua
Todo el pantano ilumino.

Hoy es otro el paisaje
Un bosque de ensueño
Y aunque no se hablarle
Basta con que ella llego.



V

En la casa del olvido
de  estancia recelada
En el patio del delirio
Está la alcoba del dolor.

Donde se esconde la apariencia
Y el llanto canta
La mentira se dispersa
Y el sueño espanta.

Ahí en mi hastió
En aletargado estiaje
Donde perdí el rumbo,
Ahí, me encontraste.

Un sol dibujaste
En el techo impreciso
Un lago, una fuente
Y una sonrisa en el mundo

Gracias infanta
Por tu insolente nobleza
Gracias niña bella
por tu ilusión.


VI


El alma no escucha
No mira
No busca,
Ella no entiende
No se preocupa
Camina hacia adelante,
Sin miedo
sin escusas
solo sabe una cosa
que hallará
lo que busca.
Màs aun mi alma
Ciega
Terca
Locura
No conoce dificultades
Ni entiende la vida
No sabe de edades
De diferencias
Ni estigmas
Lo imposible no acepta
No se rinde
La realidad permuta.



VII


No sabría describirte
Más, yo sé cómo tú eres
Exactamente sé lo que sientes
Y perpetuamente confió en ti.

Sí tuviera que expresarte
Contarle al mundo con mi vos
Formar con palabras tu figura
Tan solo diría, es el amor.

Gritaría con el viento tu integridad
con el mar cantaría tu pasión
tu inocencia con un dulce trinar
y tu coraje con la fuerza de una flor.

Sì tuviera que develarte al mundo
Diría: ella es como un rayo del sol
Suave como pétalos y plumas,
Brava como el águila y el dolor,

Sí debiera escribir lo que eres
Artífice diestro, no podría, solo Dios



VIII


Sueña, nunca dejes de soñar
Sin cerrar tus ojos
Tampoco mires la realidad,
Mira lo oculto y elemental.

Mira el emerger de la luz
 Ondular al viento dócil
Mira el sonido de su voz
Y el lamento de su genio.

Y cuando se desgarre
El interior de tu aliento
Escucha, a lo lejos la mía
O en sueños mi companía.

Enfrenta tu rostro a la oscuridad
La inmensa pujanza de la razón
El feroz zarpazo de la necesidad,
Ya vencimos juntos la soledad.

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