Hoy estube en un lugar único, escondido tras el semblante cálido del
servicio altruista hacia los demás, especialmente a los amantes de la
vida y la naturaleza. Hoy estube entre un par de corchetes que encierran
el conjunto de historias mas terroriferas y desgarradoras, que siendo
reales superan por oceanos los horrores del alma.
Con mi hija llevamos a su gato "manteca" a la clinica veterinaria de la Universidad Central, realmente es uno de los mejores lugares para atender animalitos en todo Quito.
Solo quiero compartirles uno de los casos de los que fuí testigo.-
Un hombre de almenos cincuenta años imgresa a la sala de espera, no recuerdo su rostro, ní tampoco si era calvo o no, recuerdo su ropa, normal, pantalon de tela planchada, un sweter amarillo pálido que convinaba bien con sus zapatos y pantalon.
Ël me cuenta que encontro un perrito de almenos cuarenta cm. de parada, no podía mover sus piernas por que alguien lo atropello y como el animalito vivía en su calle, este hombre se compadecio y lo trajo.
Al pasar el tiempo de espera el semblante del hombre se alegra, un poco deja la preocupaciòn y el asco por aquel inhumano que pudo hacer eso; todo se destruyo, se cayó sobre su alma cuando salió de su consulta. Recuerdo tan presente hasta este momento su expreción de impotencia, tisteza y desconsuelo.
-mil dolares, y no podrá caminar.
Salió luego de la estancia de espera, para minutos despues salir con una funda plastica roja en la que llevó, la esperanza que hoy tuvo de ser mejor, de ser diferente o tan solo de ser humano.
Con mi hija llevamos a su gato "manteca" a la clinica veterinaria de la Universidad Central, realmente es uno de los mejores lugares para atender animalitos en todo Quito.
Solo quiero compartirles uno de los casos de los que fuí testigo.-
Un hombre de almenos cincuenta años imgresa a la sala de espera, no recuerdo su rostro, ní tampoco si era calvo o no, recuerdo su ropa, normal, pantalon de tela planchada, un sweter amarillo pálido que convinaba bien con sus zapatos y pantalon.
Ël me cuenta que encontro un perrito de almenos cuarenta cm. de parada, no podía mover sus piernas por que alguien lo atropello y como el animalito vivía en su calle, este hombre se compadecio y lo trajo.
Al pasar el tiempo de espera el semblante del hombre se alegra, un poco deja la preocupaciòn y el asco por aquel inhumano que pudo hacer eso; todo se destruyo, se cayó sobre su alma cuando salió de su consulta. Recuerdo tan presente hasta este momento su expreción de impotencia, tisteza y desconsuelo.
-mil dolares, y no podrá caminar.
Salió luego de la estancia de espera, para minutos despues salir con una funda plastica roja en la que llevó, la esperanza que hoy tuvo de ser mejor, de ser diferente o tan solo de ser humano.
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