Ir al contenido principal

No eres una cosa que se besa en lo oculto, un dulce helado que se lame ante las miradas ausentes, una presa que se agarra donde nunca entra el sol. No eres la víctima que se pervierte y degenera en la piedra.


No eres lluvia ni luz, eres caudal tormentoso, la bruma melosa que nubila los ojos, eres lascivia espesa que hunta la piel. Prohibida demonia que otorga la vida. Eres una diosa del paraiso del placer.


Inconciente y meliflua, sempiterna y caprichosa. Tú divina manera y tú irresistible poder me sumergen en tu mundo donde solo soy un calabera, la brea en desuso, un ingente sin ser.


Y asi me tratas, me llevas bajo tus pies, arrastrado en tú desprecio hasta que un viento milagroso, providencia del placer, te convierte en la fiera con sed de mi desquicio, de mi padecer.


Y renasco en la lujuria, se destrozan las cadenas y soy lo que debí ser; pero tú  último gemido, me anula, me vuelve a pervertir.


Amaru castelA.

Comentarios

Entradas populares de este blog

MALEVA

Iré llorando a la guaca con el luto en las manos iré como arcilla al río con mi corazón destrozado. Volveré a la turba añil volveré de verdes collados a ser el pájaro de abril que muere en cielos vedados. Seré tierra negra de páramo seré lucerna fría de invierno que al mar eterno reclamo tras la gris cortina del averno. Iré llorando a tus ojos una sola vez diré te amo y así nunca más llamaré tu nombre que se extravió.

FEMINICIDIO

Más que un escarmiento esto es una inhumación, un rosario de tragedias y ruegos que han podrido  tú alma.  Siento tus dientes fracturar mi mandíbula, la saliva sangiinea de una traquea triturada, falanges primates en mecánica involución, se esconden en conceptos la falacia de tú  amor, de tú necesidad baja de reproducir. Perpetro incontenible en las falditas, en las muñecas, en la ropa de escaparate que tú mismo me diste, por la que me sentencias, con la que ahogas mi vida mientras de lejos retimbran ecos de mi risa niña preparando la víctima para la expiación. Siento tú instinto fósil moverse sobre la tierra, entre mis viceras. Con codicia espeluznante, pala a pala con odio atormentado, con venganza por los besos, por los momentos irreales. Con tu amor en la boca pastosa y mortesina, con tus golpes, con tus insultos siento tu medio centímetro de poder aplastandome. La bulla lejana, el comentario morboso, escandalo y duda, mi nombre sin mí.  Siento la pena compartida, la culpa injusta,

Las montañas

Las Montañas.  Cuando muera no me iré, me quedaré en las montañas donde tu mirada me busque,  en el ladrar de los perros,  en la cangagua,  en los ojos puros y sonrisas sin maldad. Busca mi alma si me extrañas,  allá lejos en las montañas,  por los caminos de lodo y las gradas de quebradas,  en cachorros con frío y en los niños del cerro.  Con los Apus me voy a quedar,  a oír sus leyendas y escuchar su sabiduría,  oliendo los eucaliptos y las ortigas  que nunca pude diferenciar. Caminaré con él caminante, impulsaré su bastón de palo y suavizaré su paso. Acumularé las penas para bajarlas al río  y llegaré donde dormida talvez en mi sueñes, talvez me recuerdes y cuidaré tu sueño. Amaru castelA.