En la casa orve de triste olvido, donde se encuentra la vida suspendida y aunque no lo han dicho, nadie que conozca su interior volverá a ser hijo del sol; en sus muros magros, muzgo y soledad, puertas sin dirección; tras la risa que musitas
, detrás del llanto que nunca desprende, veo tú sombra apenas desvanecerse, apenas huir de mi paso.
En la casa oculta, otras generaciones, insolentes a las puestas de luna, recuerdan con variaciones los trastornos emotivos; aquel lugar a donde vuelves, a donde me llevas en cada ruptura armónica, muy pronto será el laberinto imposible de donde nunca más, encontrarme o encontrarte, tal vez desde algún espejo escuches en aflijidos lamentos el camino que no debes continuar.
Amaru castelA.
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