Despiertas en la caja
90% de batería y alumbra a media penumbra, golpes en la madera, un pájaro que se aleja, miles de insectos que no hacen ruido.
Pasos que se elevan con ganas de mirar, aplausos rítmicos que eufóricos responden a la voz que los domina, las ganas de fumar.
Despiertas en el timbre, vibra el entablado y el transporte se fue, tictac de lavadero con minutos ahogados, otro día atrasado y olvidado en el sifón.
Mueves la cabeza para ubicar los recuerdos, una rosa en el pecho que marchito los pecados y el celofán espinado desecho en la distorsión.
Las ganas de fumar.
Despiertas en la oscuridad del desierto, contenido en un tetraedro, bajo la monstruosa presión de la tierra y el incesante oleaje de cadenas.
Ya no hay espacio afuera, el universo siguió sin ti y aunque no importe el destino, sin presente ni motivo, no debes permanecer allí.
La sed, el silencio, las nubes inmensas, el tedio, el hambre con las ganas de fumar, todo genera un movimiento y el mecanismo del deseo despierta.
Despiertas en una caja donde te levantas y vas a buscar una justificación para a ella regresar y dormir, los sueños son el mejor lugar para vivir.
Amaru castelA.
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