Entre una mata de ají y el tapial de rosas,
entre la ruda y el floripondio
un corazón se esconde,
se pierde tras la sombra mustia,
tú nombre.
La maceta rota, los ladrillos troquelados, el sol encandilado,
entre olor a toronjil.
Nadie te vio,
tu paso fugaz de hierva mora permite
y el coyuyo aromático de conejos y faisanes
encubre.
Mas, te presiento real,
más que aquel cielo y más que este infierno
de sosiego y calma,
escucho tus palabras
de colores entre mis serenas y grises percepciones.
El pájaro contigo habla,
lo veo y de ti adivino
un movimiento previo,
una mueca de encanto, segundos para descubrirte, la ansiedad de no terminar el juego.
Es tan inmenso este jardín, un patio destartalado, enano, donde miles de perros callejeros
ahora son dueños
y no me dejan perseguir,
te cubren, te tapan.
La zinnia y la anémona te delatan,
un ratón me guía,
tras la vieja verja de
madera corroída,
estas y eres,
lejos de la lápida pretérita, estas, eres
y me ríes entre lagartijas antes de volver.
Amaru castelA.
Comentarios