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poesía armada

Un fantasma recorre América.
El poder no puede,
el administrador roba,
la prensa miente
y el perdonador acusa.
Solo saben golpear y destruir.
El banquero estafa
y el legislador hace leyes
para que la estafa sea legal,
la ministra reparte los hospitales
y el asambleísta se lleva el dinero de los enfermos.
Solo saben dialogar con sus amos, por billetes.
La prensa vuelve a mentir
y la fiscal perdona y calla, el magistrado juzga y defiende
los intereses del depravado
 en un gran show pagado con esclavos.
La izquierda lame botas
a los indígenas traiciona
y acusa a los pobres
de vaguería,
insulta a los ancestros
bajo la falda de sus deseos,
éxito y burguesía.
Todo Huele mal
en ese país de los otros,
pautados y pocos
que manejan la buena cuna
 y los consensos.
Más la brisa marina,
el frío viento de montaña,
la tormenta recia de páramo
pujantes entran,
no podrán detener,
al fantasma que se pasea
 desde las calles del pueblo.
Amaru castelA.

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