Ven con migo
al afuera,
donde no usemos palabras ni equivocaciones,
sin temor a las mentiras que transforman las mañanas.
Ven con migo hacia atrás, con las botas descarchadas,
hacia el lago primogénito de cálido pasar, preguntemos los gritos con que terminan el círculo y la esperanza.
Ven con migo desde el miedo,
saltemos charcos de mil infancias,
golpeemos puertas de miles de años
y escondamos en las ramas las pisadas.
Rompamos cristales, alas, herrajes,
las cantaras para liberar flores
y dejar la hierba
entre almas.
Ven conmigo, ven, para no sentirte en la ausencia, para no necesitar tu espacio,
en el vacío
junto al frío de mi cama.
Ven a mis planicies donde la realidad no flota, el tiempo no importa y la vida no cambia.
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