Quito frío y del desamparo
¡me matas!
Yo te enfermo, te infecto, te apesto.
Claman los cabildos archibaldos, dolosos de lagaña, mal encarados, perversos, ineptos:
-Actuemos por bien, olvidemos las ideologías.
Cuándo la voz sensata ha tomado mesa?
Cuándo la cama tibia ha tomado consciencia?
Junto al niño callejero corre el perro invisible para que no lo pateen.
En la fila de emergencias no se atiende sin cédula.
Bajo la luz del smartfone chilla la rueda y aulla el atropellado sin importancia.
El hambriento pide pero no habla ni reclama, camina a la sed y la lluvia lo consume.
Se rompe tu pavimento negro Quito hambriento amasando sangre y almas con piedras que nunca han tenido religión ni ley, ni vida.
Comes a la sombra de los Apus destrozando tus víctimas entre los dientes.
Amaru castelA.
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