Un perro aullaba en la oscuridad, a la madrugada, su gemir transmuta en llanto de un ser antes humano, apareció frente a mi dilatado al gris de la penumbra. Dame tu beso incinerado, dame tu mirada de odio, el mismo abandonó de siempre, la misma apatía de todos. Ya no soy quien fui hace cien como un año, me gustaba el ramaje frondoso hoy prefiero el trino lejano, antes fui triste hoy soy amargo. Y era yo.
ECUADOR MILES DE AÑOS MILES DE LETRAS