Mira a Dios que se pasea y se transforma en mujer, entra bailando, se posa en mis pies, en el café con helado y ron. Mueve caderas, se hunta los senos y lengua mientras baila un yaravi triste como son. Mira a Dios, su cabello, desierto ondulado al viento, vientre sediento y vulgar. Como mueve y tiembla, su boca levanta y me convierte en puerto de todos sus besos. Se va como el vino, convertido , viejo. Y me deja ardiendo, en estos infiernos.
ECUADOR MILES DE AÑOS MILES DE LETRAS