Una llovizna triste y aburrida enfría su piel pálida que resplandece con la lumbre que enciende su cigarrillo. Arrimado a las rejas de la pequeña tienda de barrio, oculta su mano con el cerillo del viento, un fuerte golpe lo azota hacia afuera y su nariz queda justo en el cañón de una pistola glob. Con el mismo movimiento que lo ataco, su mano queda en la mandíbula del atacante, empujando, tronando , fracturando su cráneo contra el metal de la esquina de la puerta. Una dulce bocanada de humo, tras una sonrisa, su dedo va a sus labios en señal de silencio, mientras mira fijamente a la dependiente de la tienda. Antes de irse arroja una moneda sobre la víctima. Al día siguiente muy en la mañana un agente de la policía impone sobre los ojos de la tenderá una foto. - ha visto a esta joven señora? - no, nunca lo he visto. - pero ? cómo no va ha verlo? es el cadáver que levantamos ayer de aquí. - ha, si lo he visto, entonces. - pero tenía pelo largo y un abrigo negro. -
ECUADOR MILES DE AÑOS MILES DE LETRAS