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Ha llovido, llueve como todas las tardes de Quito, luego de un sol pesado la tristeza fría, arrastro los charcos grises de grieta piedrosa, la última colilla al mausoleo que llamo hogar, una taberna misteriosa entre sábanas en lumbre, el humo, la herrumbre, un duende inquino que da voces desde su árbol, de guaba. Todo el sombrío cae sobre las cuestas sin suspiro, las campanas ahogan el ulular nocturno, ladridos viejos, maullar profundo. Nuevamente en mi camino el espectro de ti. El camino al altar, tu vestido de cola. Calado velo de telarañas. Una cruz desprovista de sacrificio. Miles y miles de horrores anhelantes de mi. Gracias a dios el tabaco los fulmina, todo dispersa y saltando un sanjuanito apresuro mi puerta, temblando me escondo al fondo de mis cobijas. Mañana moriré. Hoy escapé.
En conato de doliente calma, pausada anda, como despojo de tu amor, de mirada feroz y labios ausentes un recuerdo inmundo de tu muerte, de mi vil traición. Agazapada va buscando afectos, una cálida voz, para lanzarse terrible por venganza y arrancarme el corazón. Se acurruca, gime, sí alguien la escucha tiembla anhelante de misericordia. Pero me mira al filo de su ojo con odio, con sazón. Nunca la perderé. Nunca podré confiarme, ni olvidarte. Hasta la he llegado a desear. Mucho más que a tus sombrias carnes. Mucho mas que a tú flor de cartón que tanto desdeñe y tanto consumía, como al trémulo aire de tu habitación oscura, como a la niebla azulina de tus páramos imposibles. Ves, yo te quise, tanto como pude, tanto como me pediste. Pero al final te quise. Cuando el sol brilló en tu serranía, cuando libre de tú cuerpo escapé.
Absurda esperanza neblina, oporto en taza, confianza sucia, largo trago, contaminada espuma que no logra intoxicar mis medidas, al vaivén de la melodía menguante. Embriagadora. El sextil de la lámpara en acuario, aulla sobre las baldosas sus escupitajos, abejas, lisonjas macabras sin sarcasmo, repiten, reptilan, remilgan desde hace tanto. Mienten! Todos mienten! Hipócritas farsantes, farfullan bondad, simulan amistad pero sus vapores bufan perversión. Las palabras van al mar  desde esta sierra donde nunca llueve. Usted amigo vale más que dos tercios de la humanidad. Yo, lo que se aprecia al ébola en medio de la selva, valgo lo que un clavo para pinchar la luna. Yo tengo un vació que es todo lo que valoro, estoy enredado en un momento que no pasa, humillación perenne, repugnante. El sol es una culebra que deja abandonados sus hijos, a mi solo me dieron piedras por eso ya no encuentro a nadie, ni a
Ya casi no tolero las voces, el escozor de su piel desde allá lejos, casi cerca. La luz no calienta, repudia, las cortinas no vuelan, murmuran, como viejas infectas y ensidiosas. Provocadas. Este escenario vibra más que yo y yo me siento apagado. El miedo supremo, eterno, la culpa, inherente, original, que me conoce y desenmascara, que me reprocha y reprime, contienda plausiva, sutil, traidora, voraz y eficiente, tiemblan en mis pantalones Ya fui descartado y desecho cuando me hacían, por eso, con todas las chatarras miro desde la ventolera de abajo, de la asera. Lo que no sirve se patea y pulula ágil y sin sentido. No vive ya un taita pendejadas que te convierta en robot o en eterno dínamo. El presente se enciende entre las grietas del entablado. Hecho pedregal. Pero me aleja de aquí. No se donde ando. Mi alma corre desbocada, la he perdido, hace tanto y no hay ninguna abuela que me diga: - "shungo"  "shungo" ,me pal
Siempre entraba a las iglesias y en medio del sermón se levantaba y decía: Disculpe, es que aún no ha quedado claro que los humanos somos los demonios? Luego iba a los cultos de las iglesias evangelistas y en plena predica se levantaba y decía: Disculpe, es que aún no ha quedado claro que los humanos somos los malditos? Luego entraba a las reuniones de obreros y decia: Disculpe, es que aún no ha quedado claro que los humanos somos los malos? Luego en los programas en vivo de televisión, igual se ponía de pie y reclamaba: Disculpen, es que aún no ha quedado claro que los humanos somos los monstruos? Hasta que un día al levantarse y repetir: Disculpe, es que aún no ha quedado claro que los humanos somos los monstruos? Una mano tomo su hombro y le respondió. Si hermano. Ha sido demostrado hasta la saciedad. Un hombre encapuchado se levantó del graderio donde esperaban y se lanzo al centro del ruedo en vorágine de vien
Llora Quito entre orgasmos, entre violines en la mesa oscura de taberna hueca, en el poncho viejo de tiangues desnudo, en la clara lluvia a tus pies descalzos. Llora entre ayes de acuarela fina con las manos quebradas de una madrina que desyerba dolores en su infancia, en macetas y tejados, duros como su corazón. Llora y llora sin consuelo por sus hijos, por sus espurios, con melancolía, con lamentos, llora sus desdichas, llora sus desdichas. El eco del sollozo alcanza un hueco en edificio nuevo de lujo maltrecho donde sueña la alpargata ser internacional donde la cara sucia se lava en cubeta. Donde Quito se viste con ciudades de otro color. Llora Quito entre requintos de primor de azúcar en flor, de la empanada, con cara severa de nostalgia. Llora y llora en nuestra voz.
Yo soy quien mira sin ojos desde la oscuridad y niego el canto de los niños, sus juegos silentes. Sentado en la oscuridad retuerzo mis huesos mientras lamento la vida y anhelo un futuro. Solo musito jadeante, afónico siseo que le escuché a una culebra en los colmillos de mi gata. Letanía eterna que llena los huecos, la angustia, agonía, última estancia del tiempo. Escucho constante sus voces, sus risas, chillidos desgarran tes y pletóricos de otro mundo, al cual fui negado. Desde mi banco de posición degenerada, solo la oscuridad me alivia, acaricia el goteo insignificante de mi baba. Me hiere mortal y suspende el suplicio por momentos. Dolor y odio. El adulo atinado de criaturas rastreras. Anhelo un futuro. En un mundo que desprecio y me hiere.
De fieltros y percales este espacio maldito d e Ceniza atmósfera, esta  ventisca germen atiborrado, pú lido, rasposo, asfixiante. Esta calle se llama "la vida". Ven a mi vereda, cruza la cortina. Deja que caiga esa pared estoica. Sobre el agua cristal negro se multiplican las plantas , redondas . Debajo yace tú  cadáver, l a niña de Guatemala con el resto del amor. Ven acá lejos de la necrofagia d el placer sin poder, del sexo sin placer, del placer solo. Cruzand o la esquina , la acera de "As cera " la esposa de dios , se llena de los hijos de Lilith, la llaman abuela. Ven a mi vereda cruza la cortina Deja que caiga la noche omn ivulada . Más allá una vereda de oro sionista y U.S.A con su señor que juzga y despotrica. Mata sombis para quedarse con sus tierras. Deja la amistad sin interés el interés sin finalidad, la hipócrita familiaridad. Mas lejo
Vamos todos a orillarnos a visualizar la muerte la agonia tortuosa del traidor homicida. Unan las manos tras la cortina allá lejos del ser vamos todos a cantar por la muerte del traidor. Pendejo traidor que se te caiga el avión , incapaz mentiroso que te ahogue tu voz. Que se incendie tu silla, unan todos su energía visualicen su horror repitan y repitan la muerte del traidor.

poema tu boca

Tu boca flor de nardo me orilla imperativo al deseo de morderla. De ingresar en tus ojos, recoger tus esferas, succionar tu pecado con dulzura de un poema, aferrarte a mis huesos, estremeserte las nalgas, abrir tu flor con mi bravata, ser un picaflor suspendido en tu falda. Tú boca redonda encarnada de rosas me orilla al abismo y me empuja a besarla. Me succiona a otro mundo, tibio mullido donde mi cuerpo no termina sino dentro del tuyo.

VENTANITA DE LA PEÑA

Ventanita en la peña de maseta desierta, ventanita quebrada de las flores del mal. A travez de la vida tus sombras amargas van pintando la esquina con mis lágrimas negras. En tu cristal roto se quedo mi tabaco, en tu arco de punto se perdió mi llanto. Ventanita en la peña donde ella escuchaba la noche de arena, escondido, te amaba. Ya no la retienes, ya no me mira, hace tantas muertes se fue de su corazón .

Saudade de madrugada

Llora la azul madrugada, saudade en mar de lágrimas altar de pasión celada, impiedad  de una santa malvada. Resolana estancia enferma de tu ausencia, de no estar tú, escondido desde  la berma respiro tu aroma a hiedra. Aunque ya no te tenga, aunque ya no me quieras nunca podrás quitarme este dolor que atormenta por que es mío, solo mío, es lo único que me queda. Yo te di mi devoción la arrojaste como nada aunque seas mi perdición no dejarè esta pasión. Madrugada de saudade de dolor y de llanto besando tu beso amargo, acariciando tu rostro parco.
A los animales abandonados los atropellan maltratan matan por que no tienen dinero ni posesiones.  Por que sí tuvieran  valdrían más que  los que los abandonan.
Va el esclavista. Flagela niños, los mete en jaulas. Va a las barracas y los esclavos interesados le reciben con flores, le dan pleitecía. Va el terrateniente y golpea a los niños, les mete en jaulas. Viola a la india. Y el indio capataz, vendido le da su casa, le da su poncho, le recibe diciéndole taita. Viene el gringo vicepresidente y miles de len tejeros traidores van a llorarle diciéndole gracias. Quejándose de su libertad. Le entregan los niños latinos para que los enjaule. Le entregan las manos de toda la patria para que las encadene.

La viuda

Paso a paso t ras tu aroma jazmines y rosas              de cementerio  s eco . Voy perdiendo fortuna a dentrandme a tu  sieno y parece que te tengo p ero te adelantas                       paso a paso. Y parece que flotas e n tu rutilante cadencia e n tu cruel belleza e n mi lascivia indefensa. Flor de luna incandescencia encaje negro, divina mueca voluptuosas ansias, luciferina te detienes, ángel de mi inconsciencia. N oche siniestra, trémula, c aen los gritos desesperados, clama la muerte tu beso pagaré  mis pecados en tu averno.

TE AMO

Deseo que provoca matarte s acar la grasa de tu rostro i ngerir tus viceras l amer hasta la exaltación tus tripas. Vaciar la sangre de tus senos s ucionarte el corazón con tu cerebro jugar  mientras tu mente despierta,   pregunta la vida. Y tu hígado entre mis dientes se estremece. Beber de la fuente inagotable de tu vagina  sangrante,  desmembrar tus pies.  Teñir tu piel rojo arlequin.  Recorrer micrón todos tus circulos.  Ahogarme con tu lengua mientras tus ojos brillan  al sol y enamorados  me miran.

Las Palomas.

Encontré en un ruinoso Mesón al despecho de mi amparo cálido, tenebrosa sombra y destrucción en la amarga copa del antídoto. Mi alegría , brutal prejuicio, el daño de mi vida pájaro las garras de este BALDURDIO en los brazos de la soledad. El canto delgado de la muerte, el baile silencioso del horror atraviezan con sus hilos mi suerte, titirizan, ridículo al amor. En callejas de piedras viejas amanecen mis sueños destrozados y en lejanías de antiguas penas mi existencia llora en el Mesón.
La parte lógica de mi cerebro murió, me queda el otro hemisferio  para recorrer un continente, que no me contenga, ni recuerde  mis vergüenzas. Ataré su piel al cordel de una cometa para creerme libre, ataré sus pies a la soga de un ahorcado para creerme justo. Sembraré rosas en su pecho para creer que alguna vez fui enamorado, de una niña de trenzas rojas.  Llenaré las hojas secas de una madre selva con mentiras, para hacer creer que tuve vida, que ame, que fui respetado, que lo hice bien. En este suculento mundo de agua fría y sol herviente, de viento enojado y flores fragantes, descansaré mientras ellos analizan mis vidas y mis nombres. Mirando jugar los niños afligidos con sus perros inconformes. En el horizonte descansaré sobre la tierra.
Mis ojos son negros por que son las puertas de mi alma, con fondo de mar de tejados, con espuma  crisálida y estío. Mis ojos tristes, dicen, caídos en búsqueda eterna, no son buenos para complacer ni para llorar, ya no brillan con fiereza. Solo exclaman quebrantados el vació líquido que expiro, el dolor horrendo del esclavo. La dulce inocencia del demente perdido en esta jaula de horizontes.

MALEVA

Iré llorando a la guaca con el luto en las manos iré como arcilla al río con mi corazón destrozado. Volveré a la turba añil volveré de verdes collados a ser el pájaro de abril que muere en cielos vedados. Seré tierra negra de páramo seré lucerna fría de invierno que al mar eterno reclamo tras la gris cortina del averno. Iré llorando a tus ojos una sola vez diré te amo y así nunca más llamaré tu nombre que se extravió.

POR EL CAMINO DE PIEDRA

Por el camino de piedra i ré desgajando mi destino, hermético troquel cenizo en el día de la lluvia hiedra. En los bordillos de piedra iré a limar tu clandestino y vacuo amor enfermizo que mi vida hiere y merma. Nuestro amor huyó vivo, respiraba, cantaba como hiena se acurrucaba en el bosque frío, lo deje llorando en madre selva. Ya nunca confío en ti, para ti no existía, negado tras de ti seguía, despreciado y sin estima. Horrorizado corrió  a esconderse, sin piedad, busco la muerte, iré al bosque por el camino a levantar su cadáver a contar su suerte.
ME PREGUNTARON SÍ CREO EN DIOS. EN TODOS Y CADA UNO DE LOS DIOSES RESPONDÍ. Por que tenemos la concepción del theos? Cuando un humano solventa sus necesidades y adquiere comodidad y cálidas de cualquier forma, él recrea un sentimiento inculcado aun antes de nacer, el feto al recibir alimento y condiciones positivas adquiere la conciencia de que la madre lo protege y sustenta. Que esta ahí todo el tiempo rodeándolo, escucha su voz, la siente. Las personas que aducen y sustentan su creencia espiritual "en que sienten" a dios. Solo evocan aquel recuerdo. De aquel estado de protección integral. Para el ateo que no es ateo por que odia a dios, para el ateo que no refleja sus complejos en su resentimiento coyuntural o pretérito. Para el ateo que buscó iluminación en el pensamiento y conocimiento. Para el ateo natural que no ha sido contaminado por el engranaje de cadenas que son las religiones. Para esta persona que enfrenta, los problema
He muerto, he muerto en una felonía. He muerto de melancolía, de vehemencia, de ilusión. A los viejo vicios que me transportaban por el aplauso limpio del buen parecer. Con la buena imagen del desacato a la compasión. He salido del pensamiento sano, de la civilización, de sus estratos morales y decoro. Infante vano, inexistente oleaje del estío sobre la bruma del carruaje que transcurre en mi destino sombrío. Morí antes de ser concebido. Alla quinientos años del sacrificio. He muerto. Así lo decido por la repugnancia que me produce vivir en estos congéneros.
A veces estoy soleado a veces tormenta a veces en llovizna. Otras brisa océano y cielo. Ya no tomo las cuestas, solo bajadas, s oy quebrada, montaña, pozo seco. Mas cerca de la hucha q ue de las estrellas. Pero el agua sigue y a veces soy trino, del pájaro de invierno. Soy camino de la oruga muerta antes de creer en su vuelo. Soy torrente y huracán sin motivo.