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La vida

El amor, la felicidad, la paz están sobrevalorados. TÚ vida no está solo dentro de ti, tu vida está en las calles, en las montañas, en la luna.  Se riega a tu alrededor, tu vida va y vuelve por la otra curvatura de la tierra. La vida se alimenta y toma de ella, del sol, también del agua, se dispersa y engrandece, se consume al fuego y sus cenizas pueblan las estrellas.  Tu vida, hecha de vacío brilla, como la más pura oscuridad, mientras dura, envuelve al tiempo y lo desintegra. El amor no es la única puerta, la felicidad tampoco el único puerto y la paz es la ventana para mirar hacia la belleza, hacia la muerte. Mientras vives te alejas de la esencia, de la vibración cósmica que un océano de melodías mueve, de las emociones más intensas hasta que un día regresas. Cuando estas vivo anhelas aquellos sueños, aquella paz, la contemplación de la nada, ulgun escape, alguna otra realidad.  Amaru castelA. 

La Calle

El amor que yo tenía, Aun,  se pierde entre sangrantes, Masas,  díganle a mi ñora, Que,  la espero desde, la Palabra. Díganle que no, Pare Nunca Más,  que la lucha es, Renovada, por cada nueva, Generación, que se, Revela bajo el Agua, que no entiende la, Razón de vivir Sin nada. El amor que yo tenía, Aun,  se pierde entre sangrantes, Masas, porque un artillero, Común,  defiende al banquero, y Su plata. El camino siempre, con dolor,  Este camino  no, se acaba,  porque se llevan siempre, lo Mejor,  Por qué tenemos que, callara? El amor que yo tenía, Aún,  se pierde entre sangrantes, Masas,  si somos muchos, más por qué seguir, con sus tristes patrañas. Aquí se acaba el cuadro, aterrador,  aquí los sueños, del que cambia,  las calles iluminan, nuestra voz,  aunque el que canta, ya se calla. El amor que yo tenía, Aun,  se pierde entre sangrantes, Masas,  díganle a mi ñora, Que,  la espero desde, la Palabra. Díganle que no Pare, Nunca Más,  que la lucha es, Renovarla. Amaru castelA. 

Soledad y café

La soledad en la noche del abismo      prepará mi almohada,      acaricia mi sueño; suavisa el silo que me envuelve con la única seguridad que tengo; tú no regreso.    Se sienta junto a la cama,    escribe en mis hojas,    musita en una jarra, tarararará;    se toma mi café. Su melodía se apagó en este abismo de lástima, la luz confuza falló, soledad  ¡tú me haces falta!  La soledad en la noche de espejismos     prepará la cena,      baila en el portin,  se sienta en mi cama,    y navega en mis sueños    musita con una jarra, tarararará;    se toma mi café. Cuando yo mismo no estoy por la negación que me embarga se que no sirve de nada pretenderte subyugada, a mi parecer. De nada sirve buscarte en mi cuarto en el florido jardin  de la vacuidad, en las calles tristes  del olvido; de nada sirven  ¡si ya no estás!  La soledad en la noche de estrabismos     se convierte en pena,      confusión sin fin,  que inunda la cama    y el abismo eterno;    musita una jarra, tarararará;    se toma m

Camino medio mundo

Asfaltato negro de cielo inmenso, mujer canela en camino desierto.  Viaje al centro de la tierra para estar más cerca del sol.  Lleva una Diadema, brilla al viento y su cabello cubre el tiempo que dedique en venir.  Quebradas y cañadas, ríos y acequias, previenen que regrese, conocen y saben que su mente no es buena.  Montañas espesas, infierno de bosques, pradera eterna reflejo de soles, ella canta y suspiros  se elevan desde los océanos.  Viaje a la mitad del mundo para estar más cerca de un dios.  Plantas y nidos, árboles y hierba, lamentan porque conocen la intención del corazón.  Camino en medio cielo, nubes hablantes, canta en las aves y atardecer.  Viaje a la línea del mundo para encontrar algún ser inmortal, ya no la escucho ni aparece, su lugar quedó vacío en el último abismo, sólo perduró su recuerdo que me obliga a beber del espumoso espíritu, que ya nunca dejará de ser. Amaru castelA. 

Espino

En el cielo fue creado cuando creada la música regó su esencia y perfección. Se reveló la belleza por su inteligencia y los ángeles a los que servía cayeron con él. En realidad nada existe, en ésta realidad donde todo es externo, apariencia, nada existe sino la melodía, la vibración que se escucha lejos del sentimiento. En el abismo del pecho resuena, antes de emerger, fluido de palabras, sonidos continentes, un alma, los cielos. Más abajo, entre ansias los mares. A pesar de la falta de caminos, del vacío, las nubes ocultan y encuentran las mañanas, las empañan y atardece, antes de la luna que brilla en los valles. Las montañas y las playas enrojecen y tiemblan. La tierra respira y susurra, de ella nace la vida y la muerte camina, germina el dolor, florece la felicidad.  El goteo marca el pulso, un segundo, una eternidad, un final, el inicio. Todo se destruye sin recuerdo en un cambio silvestre y verde que el gris pensamiento perenne y sabio ni siquiera tizna.  Inunda la faz el sonido,

La Carta

Te escribo cada tarde  y en cada línea  la noche se cierra   con total melancolía,  extingue el humo mi vida.  Las palabras  describen ufanas  una ingrata desolación,  existir fuera de tú cercanía. Remordimiento con tinta que llora tú ausencia,  vicio de recordar y sufrir,  imaginar entre cenizas  tus besos,  espejismo de tu mirada,  dulce susurro  y la extraña maestría  de atrapar mi ilusión. Cada tarde al último rayo de luz,  seda lechosa del cigarro, una copa que sangra y un romance ficticio,  hieren la melodía de la oscura estancia,  que todavía con esperanza te espera. Todo se atavia de pena y tristeza,  la blanca hoja es,        lo único que ilumina  y en ella se borran los días de alguna alegría, vacío a cada paso, en cada alma,   que solo acentúan tú falta. No recuerdo el final,  sigo perdido  buscando olvido,   la sinrazón, una escusa,  una salida. Amaru castelA.

DESENMASCARO

El Mundo efímero de tú sonrisa,  de tú voz;  sombra amarga y sin valor; menos,  sin amor. Alivio melifluo de muñeca de trapo, encallada en el olvidado basurero dónde él desfigurado mendigo encuentra su redención. Vacía, sin un sitio; pero presente, imperante y molesta como el trueno; pero imprescindible para seguir, para partir seguro de tener a dónde volver a ver. Ternura mojada, incipiente aburrimiento y simpleza insoportable ; que desmonta los montes en un grano de acaruela y pesa más que un jardín de aureolas de ángeles en el pedregal del infierno. Mía es la culpa de no reconocer lo que realmente quiero, mía es la culpa de no saber ser feliz ni entender la encomienda, de desfigurar tú sentir y destruir el tiempo. Lo siento, animal artero como yo no debe libremente mentir e invocar al sufrimiento. Lo siento. Amaru castelA. 
Tengo todas las hambres,  cada gota salibal del océano que agovia;  las imágenes que lastran,  el ahogo que me extirpa,  las ganas desde el alma. Los deseos que se inflan y desnudan el vientre,  la parca escondida tras la esquina que recuerda,  que grita con olor,  con aroma jugoso a vida,  sabor a crimen,  a descoyuntura,  a profunda sangre y muerte entre besos de dolor. Oculta delicia, delicada faena,  de arrancar de la inocencia una perturbadora libertad. Comer sin piedad ni prejuicio,  beber sin miedo a la saciedad;  olvidar la razón y la pena para crear mi propia civilidad. Amaru castelA. 
- Amigo no es el que busca provecho, beneficio de ti. - Sí fuera así, no existiera la amistad.  - Un amor no es el que busca placer, ni ensoñación, ni plenitud en ti. - Sí fuese así, nadie realmente ama.  - Un amor es, en la playa desierta quien no sucumbe al frío sabiendote, a la distancia bien. - Amistad es quien da sin calcular, quien anticipa y cubre tú necesidad. - Sí fuera así, no seríamos lo que somos. Amaru castelA. 
Carne magra y comisuras cafe con leche,  rosadas pardo.  Sobresalen al moverse,  en la mueca jugosa que destroza el ambiente       y contiene la vida. Se abren apenas  por donde silva el flautista,  pajaro oculto que sabe del futuro y borra la desgracia. Puedo sentirlos entre mis dientes, a la distancia, en mi locura. Succionar su cáliz, dulzura de guanto, ensoñación de colmena, frío de muerte. Ajis rocotos que arden para siempre y marcan con fuego la víctima próxima de tú matadero.  Amaru castelA. 
Inclino su cuerpo junto al ventanal panorámico para arreglar la basta de su pantalón enredada en el zapato. Apoyo su mano derecha en el vidrio que se trizo muy rápido, sin darle tiempo a un suspiro. Con su último ahogo veía borrosa y en rojo, la ventana desde la que cayó. No terminó ahí, cuando no está flotando en el agua helada de un océano o mirando la interminable playa rocosa; cae y vuelve a caer junto con miles de trozos de cristal. Escucha los gritos y el llanto todo el tiempo. Amaru castelA.
No busco el éxito,  sigo al fracaso y si vas tras mis pasos  también lo encontrarás.  Los bloques de infancia,  la moral mal armada,  las mentiras de labios excelsos y maquillados  que me alejan con asco  del Altar de la honorabilidad. La hombría, el cascajo,  la civilidad, adalis y descaro.  El orgullo y la humildad,  la ambición y prosperidad. Acumulación insana, antinatural, insensible.  Un sueño indiferente de comodidad rapaz. Burbuja claustro de apariencias y agrado, hipócrita cautividad, bomito de un diablo que experimento siete días con el corazón inocente.  Dolor y rabia que envenenan los días  y corrompen de noche  un martirio contumaz  del ser victimario  de su propia naturalidad. El éxito exigido,  el molde programado, límites sensoriales y cuñas en el pensar.  Todo apesta con los soles que te ofrecen ilusiones en tú vaguedad. Detesto el éxito y a sus discípulos,  más a los charlatanes  que no lo ofrecen y presumen sin saberse su realidad. Amaru castelA. 
En un mundo de hiprecia, no por ser directo significa que dejas de ser hipócrita. Muchas generaciones confunden la insolencia y descaro con sinceridad. Amaru castelA. 

mis manos

Mira mis manos blancas, sin sol, sin dios, sin la maldición que tú llamas trabajo; ahora que soy más yo y menos lo que tú querías que sea. Del fondo y la forma no me preocupo, ya sé para que estoy aquí, ya recordé para que vine y no es por ti. Mira mis manos suaves, sin dolor, sin esfuerzo; celebran en sí el hecho de la rebelión, la paz, el amor. Frías cuál lágrima, duras con el dolor son deleite del viento, son mi proyección, mi síntesis. Ellas entienden la vida, hablan con los cuerpos, sienten la energía y sobre todo expresan quién soy. Amaru castelA. 
Tus recuerdos duelen, avergüenzan el alma y humillan al ego. Tu familiaridad condena con serena normalidad el habla que vuelves a confundir. El deseo es una raíz que pudre mis venas mientras tú sonrisa mirada me vence.  Todo el tiempo vuelcas y los lugares trastocas en lunares equidistantes de profundas hondonadas,   los colores se funden en carne ocre y magra,   los humores remolinean como gases de cámara. Solo un dedo te detiene con todo mi coraje, te conjura, salva el poco follaje seco entre las llamas. Con el silencio huyo, aterrado, constante: pero a salvo. Amaru castelA.

covid 19

Imagina adentro algodón negro y tejido gris, imagina al suave y delicado pulmón. A un virus que te come, huequea e infecta, a la sangre que llega sucia y explota sin tener por donde huir. La contaminación, la pus, un mundo sin ti.  Imagina aquel día, piensa que no saliste, que no hablas ni estrechaste, convencerte de que no importó,  trata de imaginarlo entre el ahogo y el dolor, no mires tú último momento, piensa que nunca contagiarse a nadie y perece en paz. Amaru castelA. 
Sábado de  amanecer triste, mortaja frágil de pesadumbre en gotas;  culpa y temor. Miedo al lunes, su voz, presencia pulcra de manglar devastado, prepotencia turbia de ignorancia tirana entre la lluvia y agonía de la pobreza perpetúa. La inmunda, la desobediente loca alma insana que se esconde reprobada y se empeña en el dolor. Ya solo con miedo perdió la aventura, desflorarse a sí misma, afligir a quien ama.  A la hora de la ventana, huir sin remedio y vaciar la confianza, pisar los anicos afilados del porvenir.  Amaru castelA. 
Que me dices tras lo que hablas?  Quiero escuchar tus sentidos, tus intereses... Saber los recovecos internos de tú mirada, escuchar los ecos distantes, ocultos, de tus palabras, salir con el aire despejado del vapor negro que callas, que empujas, que resbala.  Sostener en las manos tus sentimientos y verlos volar sin tanto insecto, sin mascaras.  Quisiera encontrarte, entenderte  y saber lo que quieres, lo que anhelas, lo que hace que maquilles los miedos, las vergüenzas, las ideas que esconden tus palabras. Amaru castelA. 
No puedo dormir, hoy la luna camina por el patio, se posa en la ventana, moja mis sábanas y destruye mi calma. Corren sus risas por las oscuras estancias y tras cortinas vacías puedo sentir su mirada. Susurra al despunte de una brisa apagada y rosando tenue mi piel congelada, con su aroma dulce, caricia insensata, escurre su luz en mi boca cerrada. La luna lujuria, medallon de plata, aretes de conchas, desnuda su alma y me quema, me mata, atrapa mi vida, se la lleva con el alba. Aunque sé que no quieres, me miras porfiada, volveras cuando nueva, luna negra a mi cama. Amaru castelA. 
Ir descapotados por la carretera, con hotel California y en el aire coníferas, o en la ventana de un autobus con baño, maldiciendo la suerte de los que se quedan, malaya mi suerte, escapar de los barrotes con la insertidumbre del tiempo, sin saber de comidas calientes, sin saber de la muerte. Escapar, huir a dónde no me encuentren, a donde pueda ser un mundo diferente, el que yo quiera, el que yo escoja, embarcarme y partir sin consentimiento. Y el rumbo? Sin ningún rumbo, con el corazón nuevo, el deseo ardiente y la maldad entre los dientes, la bondad en la ropa, casi sin ropa. Oír el son del camino, escuchar los susurro como olas, que aturden, que rompen y recomponen la vida. El deseo de cada tarde, cuando se ha terminado el entusiasmo, talante ajeno de la noche artificial, postura oblicua de la mañana seca y un solo silvido que lejano, extraño, hace renacer. Amaru castelA. 
Los impuntuales no merecen la vida. Más aún los acomplejados, inseguros, los que justifican su retraso con cobardía.            Amaru castelA 
EL AÑO DE LA VENGANZA.  A mis enemigos la muerte y a los ocultos la destrucción, que sus nombres queden en el rincón  del cementerio de moscas a donde la araña no desciende  y la escoba nunca encuentra. Allá entre recortes amarillentos y restos  de juguetes de los niños muertos,  viva su recuerdo perdido entre rosas.  Sus almas no desciendan ni sus nombres se muevan,  sean manchas verdes de sepulcros rotos  arrojadas por intransigentes al camino de hierba. A mis enemigos la respuesta   de todos los calderos olvidados y sedientos  de sangre y miedos,  a ellos y sobre sus cabezas  el sello de la fatalidad y el encuentro con su propio gesto. En las lunas del averno, en el año de la paga, llueva y trine en los árboles  el viento,  corra el agua transparente con su canto de tormentos.  Amaru castelA. 
Ni Dios ni el diablo,  ninguno cumplirá mis deseos, nadie será condescendiente  con mi necesidad. A veces duele el espacio vacío de las esperanzas destrozadas,  las palabras deferentes como vidrio en un ojo.  Ni vivos ni inertes, seres navegantes del tiempo, sin ningún mendrujo analgésico, sin ningún atisbo de compasión, no hay calides, no hay solución, en ésta áspera y tóxica ritualidad. El amor, la sinceridad, todo lo calcino la putrefacta obligación y mi libertad llora de lejos sin querer perdonarme.  Hay días en que recuerdo o imagino como era vivir con tranquilidad, con alegría, recostado en la nada y esperando un futuro sin precio.  Amaru castelA. 
TEGO.  Tengo la maldición que empaña los espejos de cuando dicen hago quiero hacer lo que no debo. Dicen no salgas del saco y al saco lo vendo,  dicen quedate callado y empieza el canto interno,  arrodilla te imponen y yo pateó sus letreros,  cuando me dicen algo quiero hacer lo que no debo.  En el camino solo me pierdo y en la ciudad del amor  nunca me encuentro,  en el muro del dolor mi nombre esta expuesto porque cuando me dicen hazlo quiero hacer lo que no debo. Ya no tiene solución vivo bien en el rincón donde habita la tristeza  soy feliz al amanecer con la primera luz que aparezca,    cuando me dicen hazlo quiero hacer lo que no debo. Amaru castelA. 
Poema post...lo que quieran. -Te vendo un guijarro-  Dijo Saint Safrangard en la plaza desolada de Jaansajhiert luego del bombardeo americano. -Te vendo- dijo. Y lo calló el abismo. Amaru castelA.